domingo, 21 de octubre de 2012

Cenicienta Actual...1° Parte

Lloraba Cenicienta su suerte precaria, cuando el hada madrina se poso a su lado y con cantarina voz le urgió a ponerse guapa.
- Iras al baile de XV años  le dijo.
Con un golpe de su varita mágica ¡ zas! hizo aparecer un vestido del diseñador Valentino. ¿Que son 350 mil pesos con tal de hacer feliz a una chica?.
Otro gesto y ¡chazam! aparecieron las zapatillas Gucci de cristal cortado a mano. ¡ Cuatrocientos pesos! dijo para sus adentros el hada. ¡Vaya Carestía!
Luego la carroza: ya entrada en gastos, el hada esgrimió su varita e hizo aparecer un Rolls Royce.
Veintinueve millones de pesos, precio de amigos.
Ya estaba Cenicienta en su carrazo, vestida esplendorosamente, cuando un duende se le apareció al hada madrina y le cobro el IVA sobre todos sus milagritos.
- Treinta y cinco millones para que vaya esta niña a un vil baile! Recapacito, ¡ni loca que estuviera!.
Y ¡cataplum! con otro movimiento mágico volvió Cenicienta a sus garras y al fogón.

Los preparativos para las fiestas de XV años, son una patada en los aguacates hacen que el padre y la madre trabajen como obreros hambreados, Continuara.... 

domingo, 14 de octubre de 2012

CAMPESINO

Quisiera poder describirlo como un ser alegre, optimista, con seguridad en el futuro, pero mentiría  El campesino de mi patria es triste, pesimista, áspero .. tuvo la suerte de nacer en la cuna mas humilde... Es mas, tal vez nunca haya sabido de cunas.

Desde niño fue hombre, o mujer de campo. Rara vez asistió a una escuela porque rara vez la hubo. Sus manos se encallecieron desde su tierna edad, como su alma, Solo, tristemente solo, se acostumbro al silencio.

Cuando alguna vez escucho promesas de cambio en su vida, pronto aprendió a ignorarlas porque rara vez se cumplieron.

Y a la indiferencia sumo el recelo cuando gentes audaces lo convirtieron en motivo folklorico, e inclusive quisieron robarle.
Entonces le llamaron "Ladino",

Inculto, famélico  triste, vuelve los ojos al cielo en busca de esperanzas. Ese pobre despojo humano llamado campesino, el hermano entrañable de politicastros  la vergüenza de la gente bien, el folklore de México  tal vez tenga motivos para ser triste, pesimista y áspero  Y digo "tal vez", porque acaso surjan jilgueros detractores capaces de, por arte de magia, convertir en paraíso terrenal el agro mexicano.¡ Si los campesinos pudieran vivir de palabras!!...

domingo, 7 de octubre de 2012

LOS PEDIGÜEÑOS

Ayer caminando por el rió Santa Lucia, un niño sucio y roto me pidió dinero, según el, para comprarles de comer a sus hermanos. Le ofrecí cincuenta pesos si me lavaba el carro y no lo hizo.

En otra ocasión un joven de veinte años, sucio también  me detuvo en la puerta de mi casa y me pidió dinero para continuar su viaje. Le ofrecí el mismo trabajo y contesto que por cincuenta pesos no se entretendría.

Cuando una señora llego a la casa y pidió trabajo porque necesitaba con urgencia comprarle medicamentos a su hijo enfermo, le di cincuenta pesos y le pedí que curara a su hijo y después regresara por un trabajo estable. Nunca regreso. En nuestro país  como en muchos otros, padecemos de los pedigüeños. Ellos viven explotando los sentimientos nobles de sus semejantes. Piden exponiendo razones que conmueven y adoptan rictus de dolor o tristeza. Su vestimenta es siempre rota y sucia. Dominadores de una psicología ambiental, escogen el lugar, el momento y la persona precisos; el café  el restaurante, las puertas de los cines, los templos, las terminales de transportes., los cementerios; a la hora de tomar alimentos, de servicios religiosos; los viajes, los entierros y a quienes van acompañados o reflejan nobleza o comodidad económica.

Pocas veces ofrecen su esfuerzo a cambio de dinero.

La caridad no consiste en dar a todo el que pide, sino en proporcionar bienestar a quienes estemos convencidos que lo necesitan. Todos tenemos un sentido de valoración y quienes piden saben que son despreciados y se desprecian ellos mismos. Darles sin esfuerzo de su parte es acrecentar nuestro desprecio. Creo seria provechoso que a quienes se ayude se les haga sentir dignos de aquello que reciben.