Estimado Enrique Krauze:
Tengo más de veinte años comprando la revista porque es un parámetro importante en varios aspectos que me interesan.
Admiro y sigo a algunos colaboradores. Me gusta leer lo que la élite intelectual mexicana considera joyas literarias o las críticas y reseñas que no siempre son puntuales y armónicas con mi propio carácter, pero que leo gustosa en la contradicción.
Sin embargo, percibo un inmenso hueco en lo que respecta a mujeres escritoras.
Sin embargo, percibo un inmenso hueco en lo que respecta a mujeres escritoras.
Entre las norteñas, a la revista le llamamos tetas libres por su traducción literal al inglés: teetsfree, es decir, sin tetas o libre de tetas.
Sabemos que para aspirar a publicar en tu revista, tenemos que tener el nivel de Susan Sontag, Ida Vitale o Silvina Ocampo.
Sabemos que para aspirar a publicar en tu revista, tenemos que tener el nivel de Susan Sontag, Ida Vitale o Silvina Ocampo.
Por ahí se agradece la presencia de Fernanda o de Guadalupe (recientemente), o Isabel, pero en general, si haces un balance, son muy pocas las invitadas.
Hay cuentos magistrales de mujeres. Hay ensayos filosóficos escritos por mujeres.
Hay cuentos magistrales de mujeres. Hay ensayos filosóficos escritos por mujeres.
Crónicas. Mujeres que escriben novelas y de las cuales nos gustaría ver una entrevista de tu equipo. Luchadoras sociales.
Cronistas. Podrás decirme que tu equipo no mira el sexo, sino tiene puesto el ojo en lo que considera universal.
Quiero decirte que lo que hasta hoy hemos considerado universal no es otra cosa que el ojo crítico masculino.
Quiero decirte que lo que hasta hoy hemos considerado universal no es otra cosa que el ojo crítico masculino.
Y que ese hueco que hemos dejado por siglos las mujeres, el ojo avizor espera que sea llenado con lo que considera interesante y la psique femenina nunca ha estado entre su lista.
Las mujeres hemos llegado a un techo que debemos romper con la cabeza.
Tenemos una aportación de sintaxis única que no se nos está permitiendo mostrar si queremos publicar.
No tenemos finales, sino acantilados.
No hay una coherencia, sino cinco coherencias simultáneas.
La esperanza de la equidad de género está puesta en la inteligencia y la sensibilidad.
La esperanza de la equidad de género está puesta en la inteligencia y la sensibilidad.
Si ustedes representan a lo más alto que aspiramos, estamos jodidas por muchos años más.
Sé que lo único que conseguiré con esta carta, como otras que he enviado a la redacción, es un silencio absoluto.
Pero ahí va, botella al mar.
PATRICIA LAURENT KULLICK
PATRICIA LAURENT KULLICK
Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida...