domingo, 27 de noviembre de 2011

Una Ciudad dentro de otra, Col. Independencia

Regresando del marasmo después de semanas de ausencia .

Tuve la suerte de subir y bajar con bien de una de las colonias más conflictivas de Monterrey, me refiero a la colonia Independencia o la Indepe como muchos le dicen, lugar de violencia, pobreza y drogadicción terreno inhóspito, carente de seguridad, disolutos desde hace muchos años, donde se inhala el miedo y se exhala  por cada uno de los poros.

Digo suerte por qué no todos bajan y no todos suben.

Cinturón de pobreza donde el cemento, la marihuana, la religión , los héroes, la música,  no son sino profilaxia a su tragedia. La frustración, la carencia, engendran violencia, se ve a la policía cometiendo abusos de autoridad, rostros de desesperación.

 Pandilleros que frecuentemente colocan en la rama del pirúl más próximo la soga del ahorcado que va a enhebrar el iniciado para matar a su hermano.

Poetas urbanos grafitean las paredes: "Brother, qué tienes tú brother, que no tenga yo".

Politiquillos de mierda que sólo se aparecen cuando hay elecciones, Todo el tinglado tiene que llenarse, para encubrir su drama, de afeites.

Carencias básicas,que brillan por su ausencia  todas las de la tabla de nutrición, no falta la cerveza y el mezcal   "Don Bucho", donde en aparente convivencia a la luz del alcohol y fritangas te enfierran, donde la tristeza, el  dolor y el hambre salen a relucir..

Tres días sin verte mujer, tres días llorando tu ausencia, tres días que no sé de ti, para que no te olvides deja te madreo..

Cuando se logra sustituir la carencia se llega a lo cursi. Es preciso ponerse un puente dental de oro, hacer baile de bodas en plena calle  o adecuarse a la moda tener el estéreo más ruidoso del barrio, tul, azahares, promesas, mentiras, sillas prestadas pa'l  baile, cierre de calle.

Perros que se ensartan en la calle enfrente del beso fingido de los novios, la novia que se comió el lonche, hace más de cuatro meses, novio con dientes de oro y muchas caries para rematarla con el tatuaje del nombre de la ex novia en el antebrazo.

Alguien nos indica como ser cursis, muy cursis en una boda, mama de la novia llega vestida que no se sabe si es cortina carmesí o sobrecama; anda buscando padrinos de bautizo, confirmación, comunión o excomunión, hasta beby shower.

"Mi hijita (refiriéndose a la más chica), te bendigo, hazlo sin ganas y satisface tus carencias, cuida mucho el bollo para que no salgas como tu hermana la mayor".

Preguntan por el padre de la novia, ocasionalmente siempre esta en la delegación, "sabadazo" posiblemente llegue a la tornaboda, probablemente a continuar con la jarra, separando pleitos de borrachos oh con el machete por haber mancillado su apellido..

Col. Independencia la pobreza no es vergüenza....

domingo, 13 de noviembre de 2011

Ser buen jefe o ser jefe del montón ¿ That is the Question?....

Cuando se te brinde la oportunidad de ser y tengas a tus órdenes una o varias personas, recuerda tus principios de subalterno y procura que tus órdenes y tu trato correspondan a la forma en que deseaste te mandaran.No busques revancha escudado en tu puesto superior. Eso denigra y envilece a las personas. Se recto, imparcial y juicioso; ordenado y metódico, pero sobre todo, se humano.

Ser buen jefe es a veces más problemático que ser buen subalterno, porque éste último acata órdenes y el jefe las formula. Y siempre la responsabilidad de una empresa es de quien ordena.
Dar una orden es sencillo, el problema estriba en meditar y aceptar sus consecuencias.

Desgraciadamente, muchos, pero muchos jefes, no meditan lo que ordenan. Simplemente dicen "¡Hágase!" y después se sienten impotentes para afrontar los resultados y culpan de sus errores a quienes únicamente fueron los ejecutores.

No caigas nunca en ese error, medita tus actuaciones; conoce a tus subalternos; investiga de qué son capaces. Ten en cuenta sus limitaciones y capacidades; recuerda sus problemas, gustos , afinidades y rodéalos de un ambiente ameno y saldrás adelante. De lo contrario pasarás a ser jefe "del montón", odiado, ridiculizado a tus espaldas y, más que nada, descontento contigo mismo por tu inminente fracaso.