domingo, 24 de noviembre de 2013

Lo hemos dejado de hacer...

“A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante” 

Nos cuesta leer. Lo que tanto nos gustaba hacer antes lo hemos dejado de hacer. Los tiempos avanzan pero eso no significa que se haga para mejorar. 
Tan lejos quedaron aquellos momentos cuando comprábamos un libro y lo leíamos desde la portada hasta la contraportada. Cuando le dábamos un lugar en nuestro librero preferido y lo evocábamos cada vez que veíamos, recordando sus textos… Lo olíamos incluso. Lo releíamos. Permanecía con nosotros y su visión inerte en un mueble nos evocaba innumerables historias. Un libro nos marcaba y lo queríamos cerca, para contemplarlo. Al igual que todas esas tardes gozando entre los pasillos de alguna librería, rodeados de tomos, novedades o no, envueltos en letras para leer portadas, para decidir y conseguir nuevos razonamientos para soñar.

Nos cuesta leer. Hemos perdido la costumbre y cuando algo deja de practicarse acaba por olvidarse. Ya no nos acordamos de aquellos momentos que perdíamos eligiendo un disco que acababa de salir al mercado, el tiempo que necesitábamos para elegir entre uno y otro comparar portadas que eran todo un arte y que nos provocaba tener que escuchar varios y dar un repaso por las últimas novedades antes de decidirnos por uno u otro. Y conservar el disco. Escucharlo nuevamente, ya fuera en el tocadiscos o en el reproductor más moderno. Porque antes se valoraba la calidad del sonido, ahora lo que se lleva es escucharlo todo y cuanto antes mejor y cuanto más mejor. Con la llegada del CD ya no absorbe ni atrae obtener y guardar el material, tan sólo en consumirlo.

La afición del coleccionista se perdió con la modernidad.

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida...

miércoles, 13 de noviembre de 2013

El lado bueno..

Ser buena persona no significa que hay que dejarnos pisotear por los demás.
 Hay personas que es mejor olvidar, cosas que es preferible no saber y momentos que es mejor no recordar. Aprende a alejarte de las personas que te demuestran que no te necesitan. 
En la vida todo llega, todo pasa, todo cambia. La vida me ha enseñado que siempre hay que buscarle el lado bueno a las cosas y recordar que todo pasa por algo...

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida...

Juan el billetero de Morelos


Incrédulo de posibles alineamientos planetarios, prevenido con golpes repentinos del destino y malicioso ante cualquier llamado de la suerte, el abogado Martínez supuso que, gracias a la voz de Juan, el vendedor de lotería aquel billete de lotería que le ofrecía podría cambiar el rumbo a su vida. 
De inmediato, detuvo sus pasos acelerados, volteó con elegancia y preguntó, Amigo, qué número acaba de ofrecerme. Juan lo miró con sus oídos, pues sus ojos dejaron de funcionar luego de un accidente de tránsito, y respondió, Seis veintiocho, señor.
Con las manos ásperas, pero con el cuidado de un tallador de madera, Juan desprendió el billete y le entregó al abogado Martínez la posibilidad de poseer dos mil millones de pesos. Entre tanto, el abogado dispuso el papel en medio de su agenda, convencido de tener el número ganador de ese día.
Juan había llegado a su punto de venta hacía media hora y ese era el primer cliente de la mañana. Dispares, ajenos y hasta enemigos, estos dos hombres habían cruzado sus caminos y realizado una transacción comercial sin que uno de los dos advirtiera que ese día pasaría algo así.
Toda una paradoja: mientras el billetero rebuscó en sus bolsillos alguna moneda para comprar unos tacos, el abogado Martínez se había hostigado con la dulzura del chocolate, del súper siete este se daba el lujo de dejar el vaso medio lleno.
Pero no hay justicia si se ve desde un solo ángulo, así que las paradojas también pueden ser en contra. Mientras Juan se había despedido de su esposa con un cálido beso, la mujer del abogado Martínez completaba un mes fuera de casa, la falta de amor y las malas noches se volvieran una constante, por lo que había empacado sus cosas para marcharse indignada. Qué paradoja: un abogado que descree de la suerte y tiene el cinismo de ser un mal amante.
El día pasó para Juan sin mayores avisos de sorpresa. A su invisible puesto de venta se acercaron tres universitarios para preguntarle cosas de su vida y tomarle fotos, aunque no pagaron un peso por la información. Dos solteronas compraron cachitos inverosímiles, de números irracionales y cargados de mala suerte. Un borracho preguntó por Doña Mary la vendedora de globos y amor al mejor postor y Juan contestó, No, don Benjamín, enferma por la borrachera de anoche. Dos desempleados también invirtieron parte de sus almuerzos en un cachito.
A las cinco y treinta de la tarde, Juan recogió su toldo de mentiras, guardó sus ilusiones numéricas y emprendió el regreso a casa. Mientras viajaba, quiso tener un detalle romántico con Amanda, su esposa, y, por eso, cambió un paquete de margaritas por dos cachitos de terminación cinco. Armado de flores, muerto del hambre y completamente exhausto, Juan entró a su hogar para recibir un beso lento, lentísimo, de Amanda.
Hicieron el amor dos veces, una cuando se dijeron buenas noches, y otra en la mañana, cuando sin hablarse se saludaron con sexo. Las tibias piernas de Amanda hicieron que Juan renunciara a su trabajo por ese día, seguro de que la suerte no llegaría con la lluvia. Así que se metieron de nuevo entre las sábanas, Juan jugó a ser el tigre de Neruda y enamoró a su esposa. Ella, tímida, complaciente y celosa, detuvo los ímpetus malsanos de su marido, quien insistía por ir a cumplir con su deber.
Mientras al otro lado de la ciudad los amantes se devoraban, el abogado Martínez aguardaba, bajo el aparador de Sanborns completamente empapado por la lluvia, la llegada de aquel ciego que le había hecho ganar dos mil millones de pesos.

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida .

sábado, 7 de septiembre de 2013

Beto o Don Beto es la cuestión...

Beto o Don Beto es la cuestión!

Cuántas cosas esconden las personas que trabajan en la calle, cómo es su vida, su “horario de trabajo” y sobre todo, que sienten cuando trabajan, cuando hay una moneda o cuando no. 

Ésta es la suerte de los que no han sido escuchados aún.

Más conocido como “Beto”, este pequeño se levanta muy temprano y alista todos sus útiles. Camina muchas cuadras hacia el norte, y en la ave- Ruiz Cortines y Simón Bolívar frente a una gasolinera, deja todos sus útiles de trabajo, cierra los ojos, ora y le pide a Dios que le vaya bien, pues no quiere quedarse sin un peso esta noche.

Sin saber matemáticas, pues no recibió educación alguna, sabe que tiene menos de un minuto (lo que dura el semáforo del crucero de rojo a verde) para lavar los vidrios de los carros que pasan por esa Avenida. A él no le gusta mendigar, pues pedir limosna, “es como robar, pero decentemente” tal como afirma él.

El agua la tiene que sacar de una manguera donde riegan la jardinera de la gasolinera, e inmediatamente la vierte en el balde que le tiene que durar hasta la noche.
Es la primera vez que veo una persona, más aún, un niño que trabaja de 8:00 AM a 8:00 PM casi sin descanso, siempre solo, sin tener ni siquiera 15 minutos para almorzar, y con qué dinero, si la gente lo desprecia.

La esperanza de este niño se enciende como el semáforo que ahora está en rojo, pero le dura tan poco, como el tiempo que dura el semáforo cuando está en verde. En pocos minutos, empieza a limpiar los vidrios de los carros, muchas veces le pitan o le echan el carro atrás (casi a punto de atropellarlo) para que no lo limpie, le suben la ventana y los conductores le miran su tristeza y su agonía al rogarle que le den una moneda para que pueda comer por la noche. A cada rato, Beto se planta firmemente en la ventana del conductor y sin murmurar palabra, no alcanza a decir ni siquiera “por favor”, y los conductores lo niegan, lo ignoran; por eso, a veces toca lanzarse al limpia brisas de adelante, a veces al de atrás para que a los conductores les toque dar aunque sea una simple moneda. Me pongo a pensar si Beto serviría para ser psicólogo.

Su tristeza queda por siempre impregnada en la ventana del conductor que a veces no tiene la conciencia de los niños de la calle, no tiene noción de lo que le sucede a Beto; entonces el pequeño se resigna, le agradece y con las manos vacías intenta con otro carro.
La suerte es la que gobierna ahora y el “no” abunda en las respuestas. Otro turno en el que no gana nada, otro turno en el que se irán las manos negras de trabajo, mientras los carros Mercedes, BMW y Volkswagen arrancan directo al Obispado, o simplemente siguen la trayectoria por la Ave Ruiz Cortines.

Y a la típica escena de película, empieza a hacer bastante calor, aunque para el pequeño limpia vidrios no es excusa para que huya de su misión y persiste en trabajar; espera que nuevamente el semáforo cambie a rojo para seguir trabajando, un nuevo trabajo, una nueva esperanza, y esta vez, muchos carros. De nuevo el balde, el limpiavidrios y su sonrisa. De nuevo la negación, el vidrio, los carros y la tristeza.

Ya se acerca la noche, y “Beto” solo recibió $100 pesos, seguramente es muy poco, pero cien pesos le sirve para huevos y frijoles, tortillas y leche y jugar a las maquinitas.

Han pasado dos días y Beto no aparece en la calle, pareciera que se hubiera tomado el día libre, quizás hoy no venga a trabajar; en cambio, sus “compañeros de oficina” se esfuerzan por ganar más, aprovechando que él no viene, o quizás le ayuden cuando regrese, pero en este mundo, donde escasea el dinero, donde cuesta trabajo trabajar (más aún en la situación de esta “profesión”), donde muchos Betos empiezan a quedarse sin estudio; hay que dudar que las monedas que consigan niños de su misma edad, incluso mayores y menores que él, se la puedan dar. Muchos necesitan el trabajo para mantener a la familia. Para sobrevivir en este mundo complicado e incluso para evitar caer en la pena de pasar hambre.

Después de estar ausente esos días, sucio y más cansado que nunca, “Beto” llega a su lugar de trabajo y repite la misma situación, pero él ya está acostumbrado – según él – pero no están acostumbrados sus ojos, su fuerza. El trabajo lo va desgastando poco a poco, menos horas de sueño, menos comida, más trabajo, más horas, más noches.

Al haberle preguntado el porqué de su ausencia los días anteriores dio una respuesta cómica. Es increíble que un niño como él tenga suficiente humor y creatividad para momentos tan difíciles como el que atraviesa casi a diario: “es que quise tomarme unas cortas vacaciones” – me dice mientras abandona en el suelo sus útiles. Definitivamente una respuesta agridulce, pero así es él, un niño de apenas 12 años y con un enorme sentido del humor, que pone a pensar, cómo tanto trabajo nos pone a veces de muy mal humor.

Cuántas veces vemos a nuestros familiares que llegan muy cansados, a veces de mal genio y otras veces silenciosos después del trabajo; en cambio, éste pequeño siempre tiene un ánimo gigante, una esperanza diaria y sobre todo, un empuje a hacer las cosas que varios niños de “otra estirpe” no lo harían. Su espontaneidad de su respuesta me deja impresionado, me llena de energía saber que existe gente como él, y que nadie le preste aunque sea cinco minutos para conocerlo.

Así puede ser la situación de varios niños que trabajan en diferentes calles de esta Cd. que presume su primer mundo, unos pueden sufrir más que Beto, otros menos que él. Así es la vida de los hombres que nunca los oyen hablar, de los que no tienen como hacerlo ni como expresarse en una sociedad que en su gran mayoría, le importa menos el otro, ya sea por cualquier motivo válido o no válido. Así viven lo que jamás son escuchados, los que gracias a una poca cantidad de gente buena son auxiliados; pero muchos no nos damos cuenta de su sufrimiento, de la realidad que viven aquellos seres, una realidad que puede ser muy distinta a la nuestra.
Y si así son los “niños de la calle”, los limpiavidrios. ¿Cómo será la realidad de los pordioseros, los indigentes, los “desechables” y los necesitados?.

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida.

Mensajes Celestiales...

Mensajes Celestiales
Llegó agosto y los vientos empezaban a arreciar. –Constrúyenos una cometa papá-, pidieron los niños. -Este fin de semana-, les prometió sin convicción el padre, mientras pensaba en cómo hacer para llegar sin deudas a fin de mes. Desde que su esposa muriera se complicaba la vida para ellos. Había tomado la difícil decisión, contra los consejos mayoritarios, de aceptar un trabajo de medio tiempo para atender a sus pequeños y estar en casa cuando ellos llegaran de la escuela. Pero le estaba pasando factura el esfuerzo. Los gastos eran muchos y el dinero escaseaba.
Llegado el fin de semana le pidieron hacer la cometa. –Lo siento niños, no tengo dinero para comprar los materiales. –No te preocupes papito, ahorramos lo del domingo y compramos el papel y las cañitas, podemos hacer engrudo con un poco de harina y listo, porfis. Derrotado ante tal argumento, el papá se dispuso a confeccionar el delicado artefacto volador. Decidieron hacerlo en forma de rombo, como cola le ataron retazos de un viejo mantel. Unos cuantos pesos extraídos del bolsillo del padre solucionaron lo del carrete.
Al día siguiente, domingo por la tarde, salieron al parque a volar el artificio de papel y caña. El poco viento no elevaba la cometa y los niños estaban muy tristes ante los frustrados intentos. El papá estaba algo incómodo por el tiempo empleado y quería volver a casa para seguir trabajando en algunos pendientes. –Papá una vez más por favor, es importante que la cometa llegue muy muy alto-. -¿Porqué niños, el próximo domingo lo haremos?. – No, porfis, tiene que ser hoy. –Pero comprendan no sopla el viento y se me hace tarde. –Papito tiene que ser hoy, porque mañana de repente decides volver a trabajar todo el día y no te veremos ni los fines de semana y necesitamos que la cometa llegue alto para que la vea mamá desde el cielo y se acuerde de nosotros y… de repente nos envíe algo de ayuda para que el dinero nos alcance y no tengas que dejarnos solos en las tardes…
El silencio se extendió por todo el lugar. Miles de preguntas empezaron a surgir en la mente del padre. No dijo nada más, le dio el carrete al mayor y empezó a correr con la cometa, a determinada distancia la soltó y entonces se elevó por los aires, volvió donde sus hijos, pero no agarró el carrete, dejó que ellos lo manejaran, indicándoles suavemente de vez en cuando que hacer para que no cabecee tanto, para que se vuelva a elevar, así, hasta que agarró impulso y era un punto casi irreconocible en el cielo. Al regresar a casa una determinación se fortaleció en el corazón del padre, una seguridad se anidaba en el alma de los niños y hasta el horizonte parecía que les sonreía. Nuestro ángel en el cielo recibió el mensaje.

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida…

Gotcha Sirio..

Gotcha Sirio..

Hace algunos días el niño supo qué era la muerte. 
Velaron a su padre en medio de llantos desenfrenados allí en Al Qasser. ¿Dónde queda Homs?, allí lo asesinaron. ¿Dónde queda Damasco?. 
Esa era su pregunta constante y nadie le hizo caso.
Los asesinos de su padre estaban en esa ciudad. No lloró durante todo el velorio y el entierro posterior.

Antes de irse esa mañana el padre le dio una cachetada en la mejilla porque estaba llorando, luego le enjuagó las lágrimas y le acomodó los rizos.
Dos días después la noticia de su muerte cayó como una bomba en su casa.
Ahora avanza por el camino hacia Damasco. Por lo menos por donde cree que llegará.
Tiene cruzada a la espalda una escopeta de retrocarga, una ametralladora corta en la mano derecha, ambas listas para accionar.
En la mano izquierda sostiene libros de su escuela con el mapa de su país.
Lo encontraron dos semanas después. La bala que lo atravesó no era rebelde ni de su gobierno, era estadounidense.

Siria pierde a su infancia en el Gotcha Sirio...

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida.

La Casa de las Putas


Es de noche, un haz de luz imaginario que cae del cielo me señala. 
Un hilo invisible me lleva a ese lugar.

Una casa grande, de dos plantas, a media luz, ambigua, oscura, misteriosa, la casa de las putas; Leyenda urbana se dice que un misógino acabo con todas. Casa embrujada de putas, llama la curiosidad de cualquiera y mas si uno en pan piensa.

Me dirijo por una pequeña escalera que me condena al salón de entrada y toco el timbre.

La voz de una alegre muchacha rompe el hechizo y me saluda con naturalidad. ¡Adelante Caminante!

Entro con cierta timidez y sin saber con certeza el motivo de mi visita.
Ella me mira expectante.

Las palabras salen de mi boca: Me dijeron que en esta casa hay putas fantasmas… ¿es cierto?

Para mi sorpresa ella me contesta con normalidad: Sí, ¿quieres verlas? Pasa sin temor…

Salimos por la puerta trasera de la casa, apenas estaba anocheciendo.

Un camino de piedra con objetos derruidos a su lado.
Al final del camino una arcada de piedra. Al cruzar veo un cementerio, aparentemente abandonado.

Hay pabellones grises, destruidos una placa con sus nombres "Rosy Roles",
"La Vicky", "La Guera Musiquera", en el lugar no hay verde, no hay vida.

No cantan los pájaros, no entra el sol. El aire parece estar quieto.

La actitud de mi guía contrasta con el contexto.

Despreocupada y casi divertida me indica una cueva en la cual me dice que hay espíritus de las tres putas.

Me acerco. Veo oscuridad. Esfuerzo la vista. Espero.

Veo un movimiento, una sombra que se mueve.

La fascinación se apodera de mí. Necesito ese mensaje.

De pronto al ritmo de -Twist and Shout ... ella comienza a girar y pequeñas sombras blancas, esqueléticas bailan a mi alrededor.

¿Se divierten conmigo? ¿Se burlan de mí?

¡Hablen! ¡Díganme algo! ¿Qué hay detrás de tanta muerte? ¿Hay vida? ¿Hay bondad?.

Una profunda insatisfacción me invade el pecho al no encontrar respuesta.

Los mismos pensamientos malignos. Cambian las personas. O son las mismas.

Camino sin pensar, sin respuestas, vejado por las putas fantasmas.

El resto del trayecto es en silencio. Prometo volver con refuerzos.

Soy Hank Chinaski desde el backstage de la vida.

miércoles, 19 de junio de 2013

Monterrey Bajo Fuego. El Sabino Gordo...

De mi Libro Monterrey Bajo Fuego..

Debe advertirse que quien busque unidad temática o estilística en este libro no va a encontrarla: aquí lo anecdótico, lo chusco, lo dramático, lo trivial, aun lo poético entran en conjugación solo por la integración del enfoque psicológico.

En el libro Monterrey Bajo Fuego existen mezclados lo bueno y lo malo en buenos y malos, sin maniqueísmo, sin parálisis ca...racterológica de los tipos y arquetipos literaturizados; en el relato confluyen la magia, la contradicción, la tensa agresividad, la destructividad de los hechos y los dichos de una vida conflictiva propiciada por un gobierno endeble que le declaro la guerra al narco.

El Sabino Gordo…
Soy recibido como de costumbre, con grandes aspavientos y señales de gusto.
El portero del bar no duda ni un segundo en dirigirme con sus refinados meseros a la mesa del frente, soporte de mis tragos amargos de cada, jueves, viernes y sábados.

Sin lugar a dudas un lugar hediondo a los ojos de aquellos clientes primerizos, en mi caso no lo es, tengo el olfato impregnado de ese maldito perfume, mismo que han de adquirir en cantidades industriales para ocultar el hedor de las colillas apagadas en la alfombra de un pisotón, los ácaros de las pieles talladas, los tragos vertidos y evaporados, eructos de cebada, uva y agave.

Las putas bailan sobre la superficie de cristal templado de buen grosor, un detalle delicado a considerar si se comparan las tarimas de otros antros, los estrobos bajo el cristal animan a las acróbatas del cetro a abrir las piernas y sorprender, sin pelos ni pudores, los rostros de aquellos ermitaños que apenas han conseguido unos pesos para un trago y beberse la fibra de las carnes en la plancha transparente.

Una y otra, y luego otra más, delgadas, morenas, de grandes pechos, de culo fastuoso, rubias, de ojos bonitos sólo una, van desfilando a la pista, primero música fuerte, ágil, cualquier estridencia y la pieza de danza es igual de estrambótica; después, música de dieta, melosa, de susurros y uh’s prolongados, los movimientos son iguales, ligeros, lentos, de cadencia descarada e incitadora.

Los clientes, embelesados con esas bellezas que nunca tendrán cada noche en su cama, les compran tragos, bebidas exóticas de grandes copas con muchos hielos, ellas argumentan una disculpa por la sed y lo tragan con la solemnidad del dromedario antes de cruzar el Sahara, antes del último sorbo piden una copa más que abandonan sobre la mesa al largarse para atender a un frustrado que ya pagó su boleto a la puerta del paraíso, a la puerta solamente: lo que dure una canción y el frotar de las curvas desnudas contra la ropa del tipo lo habrá hecho extasiarse y reconfirmar su virilidad.

Pido otro áspero trago, agua mineral con hielo, el mesero me atiende con prestancia a pesar de que jamás dejo propinas superiores, las chicas no se acercan, sólo ven a un hombre misterioso que nunca falta para ver a Brittany.

El animador del lugar anuncia la salida magna de la noche, la estrella subterránea, es ella, semejante dama, la causa para venir a este congal sopa de frustración, hipocresía y ambición. Las luces se apagan, un proyector le crea una gemela negra sobre la pared, aplausos, gritos, comienza la música y el baile, es una diosa, vuelan sus piernas, menea las nalgas ataviada de un disfraz de alta ejecutiva: medias caladas, falda corta, blusa de fuerza al parecer por los senos casi asfixiados en lucha saltarina por ser liberados, negra lencería asoma de vez en vez a la par de su rutina, peinado de salón, lentes claros.

Un sorbo a mi trago, la tristeza me invade, miro al público en turgencia visible, algunos se manosean en su silla, ya hay interesados en el baile privado con la diosa, veo a la boletera comerciar con caricias que no son las suyas, me duele, yo no puedo pagarla. La segunda pieza descubre su cuerpo infinito, la lencería descansa y se apesta en el piso, ella se arrastra cual gata en celo, luego se tira boca arriba y sus senos le abarcan el pecho planchado, apunta sus rodillas al cielo multicolor, flash, mi corazón se apretuja y ella, como todas, ha abierto los perniles y asoma esos labios sin voz.

De nuevo gatea, se acerca a mi mesa y como cada noche, me roba el alma con su mirada, ya lo había dicho, es la única de ojos bonitos, la música acaba y vienen los aplausos, la ovación general, el maestro de ceremonias la despide e invita a aquellos pudientes a pagar un trato especial en privado, cielo mío, no puedo pagarte, me reclamo.
El resto de las niñas es igual, no en virtud, sino en defecto, por lo cual no vale la pena quedarse, así que pago el consumo y dejo la raquítica propina, el portero me despide con la misma emoción con la que me recibió.
Unos pocos pasos y llego a mi taxi, me encierro con un cigarro, lloro, y no lo hago por ser empleado y verme, además, obligado a trabajar de chofer por las noches, lloro porque la amo. Dos horas después Brittany toca el cristal de la ventanilla, le abro la puerta y entra entra conmigo, un silencio muestra la tristeza a brote pero también un alivio sin límites. Le pregunté cuántos privados hizo, siete fue su respuesta antes de romper a llorar, y yo, destruido, lloré con ella, ambos nos dirigimos rumbo a Cd. Solidaridad donde fincamos nuestras esperanzas.

El 8 de julio de 2011 veinte personas fueron asesinadas en un ataque al bar Sabino Gordo, también atribuido al cártel del Golfo. Monterrey es escenario de una cruenta lucha entre los carteles de Los Zetas y sus antiguos aliados del cartel del Golfo, que ha dejado numerosas víctimas. La pugna de ambas organizaciones y los enfrentamientos de estas con las fuerzas de seguridad en Nuevo León ocasionaron la muerte de unas dos mil personas en 2011.
Monterrey ha sido catalogada como una de las ciudades más acosadas por la narcoviolencia.

Ambos esposos salieron media hora antes, Brittany ahora es ama de casa y su esposo continua contando historias, los personajes y los hechos de esta novela son reales estoy en deuda con los que generosamente me dieron la información.

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la Vida.
 
 
 

Monterrey Bajo Fuego Mariposa Technicolor...

De mi Libro Monterrey Bajo Fuego..

Debe advertirse que quien busque unidad temática o estilística en este libro no va a encontrarla: aquí lo anecdótico, lo chusco, lo dramático, lo trivial, aun lo poético entran en conjugación solo por la integración del enfoque psicológico.

En el libro Monterrey Bajo Fuego existen mezclados lo bueno y lo malo en buenos y malos, sin maniqueísmo, sin parálisis ca...racterológica de los tipos y arquetipos literaturizados; en el relato confluyen la magia, la contradicción, la tensa agresividad, la destructividad de los hechos y los dichos de una vida conflictiva propiciada por un gobierno endeble que le declaro la guerra al narco.

Mariposa Technicolor...
A punto ya de dormirme escucho que a la puerta tocan repetidas veces. Con pereza, pero con curiosidad, me incorporo y abro. La noche solitaria me golpea en el rostro y recuerdo historias de miedo en las que nunca creí.
Vuelvo al lecho, mas sólo un insomnio sin sosiego me acomete. Saco de la almohada recuerdos que no me ayudan a dormir; decido tomar un baño. Al ponerme en pie una presencia desmiente la soledad de la habitación y en la oscuridad giro para toparme con una mirada que taladra mi mente. Digo: Imposible, impensable. De mil maneras imagino cómo pueden esos ojos revolotear ante mí como oscuras e inquietas mariposas.
Enciendo la luz: nadie.
Regreso del baño. Olor. Humedad y olor después del baño tocan fibras de mí que no domino. No son mi humedad y mi olor; hay alguien allí. La piel húmeda se eriza con facilidad. Mi piel erizada es alcanzada levemente por el rumor de una piel que no es mi piel; es la piel de alguien más que está y no está, es la piel de una mujer que en silencio me mira con sus ojos abiertos como dos mariposas en la oscuridad.
Un gemido inquieta el oído, pero la piel erizada de una mujer ya es algo que habla directo al tacto. Un cuerpo de mujer acompaña mi lecho. Su piel es una bandera de poros que erizados ondea lentamente a mi alrededor como una tortura. Le pregunto: ¿Quién eres? No me responde, salvo con una sonrisa silente en forma de enigma.
Tal erizada bandera tiembla al más mínimo roce. Pero es casi una imagen, casi inmóvil, sólo desplaza algunos poros que me hacen imaginarme arándola y embarazando sus labios.
Ella ha visto quizás mis pensamientos, pues alza su cuerpo sobre el mío y acaricia mi rostro mientras mi piel erizada hierve hasta fundirse con su piel imposible. Cuando su mano pasa cerca de mis ojos veo que tiene grabada una mariposa azul que revolotea enloqueciendo lo poco sensato que queda en mis sentidos.
No te detengas, no te detengas. Así piensa mi mente absorta temiendo volver a una realidad aburrida de insomnios y noches solitarias. Su mente razona como la mía y sin hablar me ordena: Sumerge tu piel al centro de esta bandera. Rodearé con mi cuerpo tu tembloroso arsenal de poros erguidos.
Podría estar así durante horas y sólo pensar: Más, más, más. Escucho así un gemido y no sé si es de ella o mío; sólo entonces me percato de que mi cuerpo ha horadado su cuerpo palpando así dentro de ella un maremoto hirviente que una, y otra, y otra vez, se nutre de mis sudores.
Pleno de mí, fuera de sí mismo, sudando gemidos desde el centro de ese volcán que a tientas franqueo, ella sonríe y piensa: Más, más, más. Escucho sus palabras que no son pronunciadas y lamo con mis poros el jugo agridulce que mana de sus heridas. Sus montes floridos se debaten en cataclismo mortal entre mis dientes y un néctar dulce, muy dulce, me hace un animal.
Planeando sobre el lecho nuestros labios devoran en tumulto las francas delicias que se orientan a puntos cardinales opuestos. Sacerdotisa de mí, rinde el tributo debido al dios de piel y sangre que quiere a través de su garganta poseerla toda. Su sonrisa tortura el arma enhiesta que una y otra vez palpita insistiendo en estallar entre sus labios.
Mi lengua batalla con la suya hasta que en silencio ruega por un espacio para respirar. Es inútil, pues el aire somos ambos y sólo sofoca los sentidos. Mi cuerpo es una serpiente que furioso palpita frenético en el interior de ese abismo rosado que la engulle enloquecido. Su mirada se convierte en un delirio intolerable que ruega a mis manos, en trémula emoción. Mis manos obedientes escarban gozosas las zonas que a ser exploradas ofrece.
Caricias lentas, explosiones.
Mi cuerpo es ahora un unicornio que cabalga al fondo de su abismo, provocando espasmódicos estallidos de divina furia que la transfiguran en una bestia de lujuria. Ya su mente no piensa, ni la mía. Sus ojos sudan entreabiertos, mirando absortos cómo devoro ávido, nunca satisfecho, las pequeñas frutas trémulas bajo su rostro, mientras sus alas rasgan mi piel al intentar aferrarse a algo cuando un volcán, dos volcanes, estallan impregnando las pieles con magma hirviente.
Ya no hay oscuridad, ni luz.
Hago maromas que me garantizan sus rincones, y la siento gemir en silencio. ¿Hace frío o es otra sensación la que hace que tiemble su piel toda? El cuerpo de la mariposa azul se ofrece sin embargo con perfecta complacencia a los manejos de mi arma enhiesta que ahora es canalla viciosa de sus humedades.
El ejército de mis yemas se introduce entre sus labios. Como fauno retozo dentro de tal oscura cueva que bajo su espalda se oculta. Su mente profiere palabras inconexas para bendecir el triunfo de mi arma enhiesta, que palpita. Senos erguidos como morros, vientre contraído, ojos sedientos. Sus manos juguetean con sustancias que brotan de su centro y las mías rasgan su piel en violentas sacudidas. Pequeños maremotos preceden a sus gruñidos entrecortados, que marcan la rendición de su cuerpo a mis ataques, y la certeza de una próxima explosión me hace perder la conciencia hundiendo mis labios en su castaño cabello.
Despierto en la mañana solitario y sin sosiego. Marcas en mi piel me hacen dudar de mi cordura. Una pequeña mariposa azul ha quedado grabada en uno de mis hombros.

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la Vida…

domingo, 12 de mayo de 2013

Historias de Inframundo Bar 3,33

Historias de Inframundo  Bar 3,33

Fui a beber al Bar 3,33, me senté en la barra como siempre y pedí mi tarro bien helado. A pesar de que nada se interponía a la rutina, algo me pareció distinto aquella tarde, Habuhiah,  mi ángel de la guarda me lo advierte, están aquí entre trago y trago, absorto me encuentro en mis pensamientos.

Los comensales estaban  tan concentrados en sus conversaciones y sus bebidas, que ninguno se percato de que en la mesa numero diez  se encontraban los cuatro jinetes del Apocalipsis. Cuatro  caballos amarrados afuera del local confirmaron mi sospecha. Me pareció increíble que nadie más se hubiera dado cuenta. Estoy seguro de que todas las miradas se habrían vuelto hacia aquella mesa de haberse tratado de algún mediocre actor de telenovelas.

El pánico me invadía Habuhiah me advertía que no fuera, pero la curiosidad pudo más. Deje mi lugar en la barra y me dirigí hacia ellos. Clavaron sus ojos en mi y sin haberles dirigido palabra todavía  aquel que llaman Muerte acerco una silla y me pidió que me sentara, le hice una seña a mi ángel de la guarda y este se sienta a su lado. En otras circunstancias, habría hecho un intento por romper el hielo; el chiste sobre el político rata hubiera funcionado bien. Pero no era momento de socializar. Después de unos segundos de vacilación  abrí la boca para preguntarles si se encontraban para destruir el mundo. No solo me dijeron que si, también confesaron que su plan ya se encontraba en acción  Sin embargo, nada fuera de lo común ocurría. Con un nudo en la garganta, les hice notar que el mundo seguía en pie.

La Muerte me dijo que viera mas allá. Sus compañeros nos seguían mirando fijamente. Miré alrededor y encontré todo muy normal, común y corriente. Salí a la calle y me pareció que aquel era el día más apacible, un día lluvioso, el cielo gris, cabezas agachadas por la derrota de los Tigres, volví al bar y les dije que afuera no pasaba nada, que el mundo seguía girando.

Uno de los jinetes me tacho de ingenuo. Dijo que la destrucción del mundo había empezado hace muchos y que nosotros éramos sus intermediarios, que acaso ayer no se dieron en la madre los aficionados, el papa que mato a su bebita porque le molesto que llorara.
- Nosotros les dimos instrumentos que utilizaron como armas.
- Les dimos fuego e hicieron guerra.
-Les dimos muerte y continuaron menospreciando la vida.
Entre trago y trago, me digo ¡Soy un ignorante de la vida!.
Antes de alejarse en sus caballos que parecían cuatro sombras siniestras, la Muerte advirtió:
-Rondaremos la tierra algunos años más, después nos uniremos en un solo ser y volveremos para acabar con todo, Nos llamaremos hombre. 
Y así embriagado, dando sorbos a mi bebida observe a los caballeros cruzar el umbral de la vida.
Comprendo que de eso se trata la vida, la historia nos proporciona de lo que debemos hacer en el presente para no repetir los errores del pasado.


Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la Vida...

sábado, 4 de mayo de 2013

Noche de Inframundo en el Bar el Inter...


Noche de Inframundo en el Bar el Inter,
Ya se como son las putas del Inter de Calzada Madero, gordas, nalgonas y pintarrajeadas  van entrando al burdel  dejando un rastro, una dispersa fosforescencia, perfume Chanel No. 5 , comprado en la Pulga, como decía el ebrio consuetudinario amigo de juerga, de noche todos los gatos son pardos en la esquina de siempre.
Al son del Kombo Colombia ¡ Solo tu me haces Feliz! se acerca la gorda pelos güeros,  la escucho decir.
Y ustedes  que hacen  parados, que no van a bailar diez baros la pieza...¡ Y bailar juntos la canción, que se parece tanto a ti!..
Me hago el mudo no hablo, no escucho pero a señas le pido un Tkt Light..
Putas y Padrotes bajo la música se detiene  el tiempo, bacanal, arrumacos, droga , olor a ungüentos, tabaco a donde volteas ves nalgas, pasaron de los focos rojos a árbol navideño.
 Siluetas aquí, siluetas allá, que un besito por aquí, que unos besotes por allá.
Que me la mentaron, disculpa-lo es que esta borracho, que pide las otras, y que la puta quiere un whisky porque si toma cerveza le duele la cabeza y que ándale vamos a bailar si la invitas a la mesa chance y no les cobre nada para bailar y que docientos pesos por toda la noche y cien por un ratito.
Y que quiere una cumbia dedicada cincuenta pesos y el mesero aguas esta vieja es gancho nomás te encandila y a la salida te atraca su padrote. Advertido porque eres mi compa.
Y ahora para recordar a los llorados del Kombo Colombia una coperacha para sus familiares de veinte pesos, por tantas alegrías que pasaron aquí en el escenario del Inter, pasara el mesero por sus mesas lo que usted guste cooperar es voluntaria.
Y que porque te metiste en esto. Y que comienza el teatro y que porque era muy pobre y que la violaron cuando era chiquita, y que se caso y la abandono su esposo y que ella quería trabajar honradamente pero como dizque era muy bonita y no todos la veían con buenos ojos por eso es como es, que porque la vida la hizo así. Pero esa no es la verdad, porque ella se vino porque le gustaba el ambiente, porque tenia sueños de grandeza añade su amiga....
Baño hediondo,  el olor se esparce por toda la atmósfera caliente y llena de vaho con olor a mota y vómito.
Los caminos de la vida no son lo que yo pensaba no son lo que yo creía... Y ya están bien pedos, Y me enseñas a escribir te dejo mi teléfono, para unas clases particulares.
Y después del orgasmo que sigue?
Y el ebrio consuetudinario aquí me quedo porque me voy a ir a acostar con ella. ¡ como son las cuatro de la mañana! respondí,
Y que siempre no porque ya se me acabo el dinero....

Subí a los templos, bajé a los antros y sólo encontré máscaras escondiendo rostros degenerados.
Siempre he ido a la búsqueda de mí mismo de saber por que estoy aquí  y nunca he encontrado la respuesta ni en una noche de Inframundo.

Soy Hank Chinask desde el backstage de la vida.  

sábado, 20 de abril de 2013

Indígenas sin eufemismo...

Ayer por la mañana, cuando caminaba por las céntricas calles de Monterrey que pregona ser cosmopolita sobre la calle Juarez y Juan Ignacio Ramón frente a la tienda Del Sol me encontré con un pequeño grupo de indígenas que estaba pernoctando sobre la acera, todos ellos otomíes, niños, adultos y sobre todo señoras ataviadas en sus vestidos multicolores.

A las siete con diez minutos, llego el primer empleado de la tienda, por lo que más de una persona tuvo que levantarse y comenzar a guardar sus chivas para marcharse; los niños con alegría que les caracteriza, se comenzaron a levantar y uno a uno iban despertando a los demás del grupo, guardaron todo en sus cajas de cartón, las niñas y las señoras cogieron sus rebozos, se los echaron al hombro y poco a poco se fueron caminando hacia diferentes lugares del centro; ha llegado la hora de comenzar a vender en el estante improvisado de los pisos de las plazas.

Antes de empezar, las señoras reúnen a sus pequeños, les hablan en otomí, sacan de sus costales y sus cajas de cartón, una tortilla del día de ayer y un pedazo de bolillo duro, que acompañan con un poco de atole del que venden en la esquina, así conforman el desayuno toda ésta gente, algunas señoras casi ancianas, otras muy jovencitas y niños de entre ocho y doce años que en lugar de ir a la escuela, venden chicles en las esquinas cuando se detienen los autos en los semáforos..

Pasa la tarde y bajo el rayo del sol, sobre la banqueta de las calles del centro, están las mismas madres autóctonas con sus hijos sonrientes, casi siempre comiéndose un kilo de tortillas con un pedazo de aguacate y algún taco que llegó  de la caridad de la gente de un restaurante o fonda de las del centro y que tuvo la amabilidad de socorrerles.

Con suerte un buen día, las señoras lograrán vender tres muñecas de veinte pesos y los niños cada uno, una cajita de chicles; cien o ciento veinte pesos de ganancia, más  algo de caridad que la gente siempre dona a los huercos lastimeros; de allí saldrá para el bolillo fresco, las donas, el atole, el atún de la tiendita que servirán para cenar y esperarse hasta el siguiente día.

Son los olvidados del los pueblos, los que todos nosotros volteamos a ver con desprecio y arrogancia; como si ellos fueran menos en la vida de las grandes ciudades. Son gente noble y trabajadora, que han tenido la mala fortuna de nacer en un país que discrimina a su gente humilde.

No son ni negritos, ni güeritos, son gente de la sierra de todos los lugares del país, que llegan a todas las ciudades de todos los estados orillados a emigrar por falta de empleo, recursos para el campo y ahora viven entre nosotros mendingando de la misma manera; ninguno de ellos será Director de alguna empresa, tampoco habrá entre estos niños un Gerente de banco. Con suerte, alguno de ellos aprenderá a leer y escribir y otro más, se logrará incorporar a la vida humilde de la ciudad; pero la mayoría de las niñas volverán a parir como sus madres... niños a los quince años.

Me pregunto; si las cifras disfrazadas o la falta de inteligencia de los gobernantes, ¿ no los deja ver que la pobreza no disminuye?, simplemente se traslada de la sierra y del campo a las ciudades.
Me pregunto también, si ¿ acaso resulta muy difícil  crearles algún fideicomiso para apoyo de los pueblos de la sierra y si lo hay donde esta la ayuda.
Me pregunto existe algún organismo que evite la emigración de esta gente hacia las ciudades, a traves de programas y proyectos concretos que permitan que toda ésta gente permanezca en sus regiones de por vida.

Por más que quiero, no logro comprender por que razón no se da cuenta el gobierno de que toda esta gente sufre igual y siente lo mismo que lo que sentimos cada uno de los mexicanos que habitamos estas tierras.

¡Ellos también tienen hambre y desean tener las mismas oportunidades!

Espero que algún día nosotros,la sociedad civil, aprendamos a abrir los ojos ante la lacerante situación social que vivimos, que el gobierno aprenda a no cerrar los ojos ante falsas estadísticas de disminución de la pobreza. Solo así podremos aspirar a un México justo y verdadero.

Este 30 de Abril si se le acerca un niño a su ventana no lo mire con desprecio y arrogancia recuerde ellos no tienen la culpa..

Soy  Hank Chinaski desde el Backstage de la vida...


domingo, 14 de abril de 2013

Recuerdos



Debería no llevarte a todas partes, detenerme si a hurtadillas vienes, si traes la nostalgia asomas o te envían las hadas; debería dejarte junto a la esperanza o sobre el viento de la madrugada.
Debería mantenerte a salvo y mantenerme a salvo en algún sitio, no sé en cual, pero a salvo.
Debería no llevarte a todas partes, no al descanso, no a donde habita la calma y me despierta el sol, los pájaros y un gallo; no a los fines de semana, ni a la risa o al llanto.
Debería privarme de ti mientras trabajo, en las horas de comida; ya en el sueño te concedo el tiempo, la libertad completa y a mi mismo.
Debería alejarme cuando llueve y te pienso a un lado, sonriendo, mirando el paisaje, cantando lo que canto, sintiendo lo que siento y dejar la mente en blanco; debería volverme independiente.
Desearía no llevarte a todas partes, debería intentarlo, ¡y lo hago!, pero intentarlo más quiero decir...
¡intentarlo de veras!, con ganas, con sentido. ¡Y trato!.
Pero no imagino la escena sin ti, o la imagino y me espanto. ¿ Dónde dejarte?. ¿ a quién confiarle esto que ya no aguanto?.¿ dónde estarías a salvo?. 
Debería, en serio debería no llevarte a todas partes, ¡y lo intento me, he esmerado!. 
Ha pasado mucho tiempo y avanzado me parece que no avanzo. 
Sí, me ves con ojos bajos, desearías decirme algo- deberías tal vez-, quizá yo mismo tras las palabras no he dicho tanto, ¡ Cómo  responder al vacío de tus recuerdos!.
Y no hace falta, me parece que adivino.
Debería no llevarte a todas partes, no desgastarte, no fatigarte sin saberlo y de verdad que trato pero... no puedo, o no quiero.
Debería, debería, debería  en serio no llevarte a todas partes..

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida

sábado, 13 de abril de 2013

EMBRIÁGUENSE


Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.

Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.

Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
“¡Es hora de embriagarse!"
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.

Charles Baudelaire


  Soy   Hank Chinaski desde el Backstage de la vida..                 

Sucedidos..

Sucedidos

 Antaño don Verídico sembró casas y gentes en torno al boliche El Resorte, para que el boliche no se quedara solo. Este sucedido sucedió, dicen que dice, en el pueblo por él nacido.

 Y dicen que dicen que había allí un tesoro, escondido en la casa de un viejito calandraca.

 Una vez por mes, el viejecito, que estaba en las últimas, se levantaba de la cama y se iba a cobrar la jubilación.

 Aprovechando la ausencia, unos ladrones, venidos de Montevideo, le invadieron la casa.

 Los ladrones buscaron y rebuscaron el tesoro en cada recoveco. Lo único que encontraron fue un baúl de madera, tapado de cobijas, en un rincón del sótano. El tremendo candado que lo defendía resistió, invicto, el ataque de las ganzúas.

 Así que se llevaron el baúl. Y cuando por fin consiguieron abrirlo, ya lejos de allí, descubrieron que el baúl estaba lleno de cartas. Eran las cartas de amor que el viejecito había recibido todo a lo largo de su larga vida.

 Los ladrones iban a quemar las cartas. Se discutió. Finalmente, decidieron devolverlas. Y de a una. Una por semana.

 Desde entonces, al mediodía de cada lunes, el viejecito se sentaba a lo alto de la loma. Allá esperaba que apareciera el cartero en el camino. No bien veía asomar el caballo, gordo de alforjas, por entre los árboles, el viejecito se echaba a correr.

 El cartero, que ya sabía, le traía su carta en la mano.

 Y hasta san Pedro escuchaba los latidos de ese corazón loco de alegría de recibir palabras de mujer.

Eduardo Galeano - El libro de los abrazos


Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida.

domingo, 7 de abril de 2013

Hank Chinaski

Carta de Alvaro Obregón a su hijo..

 Leí este documento y me gusto, así que se los comparto:
El inédito documento original fue subastado y publicado en la revista Mira, sorprendiendo por la actualidad de su contenido. El remitente, Álvaro Obregón Salido, nació en la Hacienda de Siquisiva, Navojoa, Sonora el 19 de febrero de 1880, y murió en la Ciudad de México, el 17 de julio de 1928. Este militar y político mexicano participó en la Revolución Mexicana y fue el presidente número 48 de nuestro país, gobernando del 1 de diciembre de 1920 al 30 de noviembre de 1924.
Cajeme, Sonora, junio 27 de 1928.
Sr.Humberto Obregón.
México, D.F.
Mi querido hijo Humberto:
Este día reviste gran trascendencia en tu vida porque marca la fecha en que llegas a la mayoría de edad, produciendo este acontecimiento la transición de mayor importancia en la vida del hombre. Hoy asumes, por ministerio de la ley, el honroso título de ciudadano y te substraes de la patria potestad que a tu padre ponía en posesión de la dirección de tus actos; asumes por lo mismo, toda la responsabilidad de tu futuro, sin que esto signifique -por supuesto- que yo me considere relevado de la constante obligación que los padres tenemos para aconsejar y apoyar a nuestros hijos. Y he querido, con motivo de esta fecha, darte algunos consejos derivados de los conocimientos adquiridos con mi experiencia y con el conocimiento del corazón humano, que la intensidad de mi vida me ha permitido adquirir y del privilegio que del destino he recibido al permitirme actuar en todas las clases sociales que integran la familia humana.
No pretendo incurrir en el error tan común en los padres, de querer transmitir su propia experiencia a los hijos; si la juventud es tan hermosa, lo es precisamente porque carece de esa experiencia. La experiencia no es sino el resumen de todas las rectificaciones que el tiempo, al transcurrir, viene haciendo del bello concepto que de la vida y de nuestros semejantes nos formamos, desde que entramos en posesión de nuestras propias facultades.
Lo primero que necesitan los hombres para orientar sus facultades en la vida, y para protegerse y defenderse de las circunstancias que le son adversas y que por causas ajenas a su voluntad convergen sobre su voluntad, es clasificarse. Clasificarse ha sido uno de los problemas, cuyo alcance, son muy pocos los que saben comprender. Tú debes, por lo tanto, empezar por hacerlo y voy a auxiliarte con mi experiencia.
Tú perteneces a ese grupo de ineptos que integran, con muy raras excepciones, los hijos de personas que han alcanzado posiciones más o menos elevadas, que se acostumbran desde su niñez a recibir toda clase de atenciones y agasajos, y a tener muchas cosas que los demás niños no tienen y que van, por esto, perdiendo la noción de las grandes verdades de la vida y penetrando en un mundo que lo ofrece todo sin exigir nada, creándoles una impresión de superioridad que llega a hacerles creer que sus propias condiciones son las que los hacen acreedores de esa posición privilegiada.
Los que nacen y crecen bajo el amparo de posiciones elevadas, están condenados por una ley fatal, a mirar siempre para abajo, porque sienten que todo lo que les rodea está más abajo del sitio en que a ellos los han colocado los azares del destino y, cualquier objetivo que elijan como una idealidad de sus actividades, tiene que ser inferior al plano en el que ellos se encuentran.
En cambio, los que pertenecen a las clases humildes y se desarrollan en el ambiente de modestia máxima, están destinados, felizmente, a mirar siempre para arriba porque todo lo que les rodea es superior al medio en que ellos actúan, lo mismo en el panorama de sus ojos que en el de su espíritu, y todos los objetivos de su idealidad tienen que buscarlos siempre sobre planos ascendentes.
Y en ese constante esfuerzo por liberarse de la posición desventajosa en que las contingencias de la vida los han colocado, fortalecen su carácter y apuran su ingenio, y logran en muchos casos adquirir una preparación que les permita seguir una trayectoria siempre ascendente. El ingenio, que no es una ciencia y que, por lo tanto, no se puede aprender en ningún Centro de educación, significa el mejor aliado en la lucha por la vida y sólo pueden adquirirlo los que han sido forzados por su propio destino a encontrarlo en el constante esfuerzo de sus propias facultades. El ingenio no es patrimonio de los niños o jóvenes que han realizado ningún esfuerzo para adquirir lo que necesitan.
El valor de las cosas lo determina el esfuerzo que se realiza para adquirirlas y cuando todo puede obtenerse sin realizar ninguno, se pierde la noción de lo que el esfuerzo vale y se ignora el importante papel que éste desempeña en la resolución de los problemas importantes de la vida, y el tiempo que nos sobra, nos aleja de la virtud y nos acerca al vicio. Y éste es el otro factor negativo para los que nacen al amparo de posiciones ventajosas.
Todos los padres generalmente recomiendan a sus hijos huir de los vicios. Yo he creído siempre que existe un solo vicio, que se llama “exceso” y que de éste, deben todos los hombres tratar de liberarse. Yo conozco casos de muchas personas que de la virtud hacen un vicio, cuando se han excedido en practicarla. Procura siempre no incurrir en ningún exceso y nadie podrá decir que tengas un solo vicio.
El objetivo lógico de todo hombre que se inicia en la lucha por la vida, debe encaminarse a obtener todo aquello que le es indispensable para la satisfacción de sus propias necesidades. Obtener lo indispensable y hasta lo necesario resulta relativamente fácil para un hombre honesto, que no practica ningún exceso que le reste su tiempo y le mengüe los ingresos de su trabajo. Cualquier esfuerzo encaminado a realizar estos propósitos, estará siempre justificado y es siempre reconocido por todos nuestros semejantes, pero si se incurre en el error, tan común desgraciadamente, de caer bajo la influencia de lo superfluo, todo sacrificio resultará estéril, porque el mundo de lo superfluo es infinito, no reconoce límites y son mayores sus exigencias mientras mayor satisfacción se pretende darle.
Es lo superfluo el más grande enemigo de la familia humana, y a este imperio de la vanidad se ha sacrificado mucho del bienestar y de la tranquilidad que los hombres disfrutarían, si a sus imperativos hubieran logrado substraerse, y se ha perdido mucho del honor que en holocausto a lo superfluo se ha sacrificado.
De todas estas verdades, solamente pueden librarse los que, teniendo un espíritu superior, llegan a constituir las excepciones de las reglas que siempre se refieren a los casos normales. Si tú logras constituir una de esas excepciones, tendrás que aceptar que has sido un privilegiado del destino, logrando así para honor tuyo y satisfacción de tu padre, librarte de los precedentes establecidos y podrás crearte una personalidad propia, cuyo mérito lograrás sin esfuerzo que todos reconozcan.
Éstos son los deseos de tu padre y lo serían de tu madre, si a ella el destino no la hubiera privado de la infinita ventura que una madre debe experimentar cuando su hijo primogénito llega a su mayoría de edad, sin haberles dado a sus padres un motivo de rubor o pesar como es el caso tuyo.
Gral. Álvaro Obregón.

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida...

sábado, 6 de abril de 2013

Si.. Rudyard Kipling

«Si...» (originalmente "If—") es un poema escrito en 1896 por el autor inglés Rudyard Kipling, que conforman las reglas del comportamiento británico.

Si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuando todos a tu alrededor,

han perdido la suya y te culpan de ello.

Si crees en ti mismo cuando todo el mundo duda de ti,
pero también dejas lugar a sus dudas.

Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no te domina el odio
Y aun así no pareces demasiado bueno o demasiado sabio.

Si puedes soñar y no hacer de los sueños tu amo;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes conocer al triunfo y la derrota,
y tratar de la misma manera a esos dos impostores.
Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho,
tergiversada por malhechores para engañar a los necios.
O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida,
y agacharte para reconstruirlo con herramientas maltrechas.

Si puedes amontonar todo lo que has ganado
y arriesgarlo todo a un solo lanzamiento ;
y perderlo, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones,
para seguir adelante mucho después de haberlos perdido,
y resistir cuando no haya nada en ti
salvo la voluntad que te dice: "Resiste!".

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
o caminar junto a reyes, y no distanciarte de los demás.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto,
con sesenta segundos de lucha bravía...

Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,

y lo que es más: serás un hombre, hijo mío.


Soy Hank Chinaski Desde el Backstage de la vida...

domingo, 31 de marzo de 2013

Chingar...Octavio Paz

Recordando a Octavio Paz
Chingar
Octavio Paz
De El laberinto de la soledad

¿Quién es la Chingada? Ante todo, es la madre. No una madre de carne y hueso, sino una figura mítica. La Chingada es una de las representaciones mexicanas de la Maternidad, como la Llorona o la "sufrida madre mexicana" que festejamos el diez de mayo. La Chingada es la madre que ha sufrido, metafórica o realmente, la acción corrosiva e infamante implícita en el verbo que le da nombre. Vale la pena detenerse en el significado de esta voz.
En la Anarquía del lenguaje en la América española, Darío Rubio examina el origen de esta palabra y enumera las significaciones que le prestan casi todos los pueblos hispanoamericanos. Es probable su procedencia azteca: chingaste es xinachtli (semilla de hortaliza) o xinaxtli (aguamiel fermentado). La voz y sus derivados se usan, en casi toda América y en algunas regiones de España, asociados a las bebidas alcohólicas o no: chingaste son los residuos o heces que quedan en el vaso, en Guatemala y El Salvador; en Oaxaca llaman chingaditos a los restos del café; en todo México se llama chínguere o, significativamente, piquete al alcohol; en Chile, Perú y Ecuador la chingana es la taberna; en España chingar equivale a beber mucho, a embriagarse; y en Cuba, un chinguirito es un trago de alcohol.

Chingar también implica la idea de fracaso. En Chile y Argentina se chinga un petardo, "cuando no revienta, se frustra o sale fallido". Y las empresas que fracasan, las fiestas que se aguan, las acciones que no llegan a su término, se chingan. En Colombia, chingarse es llevarse un chasco. En el Plata un vestido desgarrado es un vestido chingado. En casi todas partes chingarse es salir burlado, fracasar. Chingar, asimismo, se emplea en algunas partes de Sudamérica como sinónimo de molestar, zaherir, burlar. Es un verbo agresivo, como puede verse por todas esas significaciones: descolar a los animales, incitar o hurgar a los gallos, chunguear, chasquear, perjudicar, echar a perder, frustrar.

En México los significados de la palabra son innumerables. Es una voz mágica. Basta un cambio de tono, una inflexión apenas, para que el sentido varíe. Hay tantos matices como entonaciones: tantos significados como sentimientos. Se puede ser un chingón, un Gran Chingón (en los negocios, en la política, en el crimen, con las mujeres), un chingaquedito (silencioso, disimulado, urdiendo tramas en la sombra, avanzando cauto para dar el mazazo), un chingoncito. Pero la pluralidad de significaciones no impide que la idea de agresión en todos sus grados, desde el simple de incomodar, picar, zaherir, hasta el de violar, desgarrar y matar se presente siempre como significado último. El verbo denota violencia, salir de sí mismo y penetrar por la fuerza en otro. Y también, herir, rasgar, violar cuerpos, almas, objetos, destruir. Cuando algo se rompe, decimos: "se chingó". Cuando alguien ejecuta un acto desmesurado y contra las reglas, comentamos: "hizo una chingadera".

La idea de romper y de abrir reaparece en casi todas las expresiones. La voz está teñida de sexualidad, pero no es sinónima del acto sexual; se puede chingar a una mujer sin poseerla. Y cuando se alude al acto sexual, la violación o el engaño le prestan un matiz particular. El que chinga jamás lo hace con el consentimiento de la chingada. En suma, chingar es hacer violencia sobre otro. Es un verbo masculino, activo, cruel: pica, hiere, desgarra, mancha. Y provoca una amarga, resentida satisfacción en el que lo ejecuta.

Lo chingado es lo pasivo, lo inerte y abierto, por oposición a lo que chinga, que es activo, agresivo y cerrado. El chingón es el macho, el que abre. La chingada, la hembra, la pasividad pura, inerme ante el exterior. La relación entre ambos es violenta, determinada por el poder cínico del primero y la impotencia de la otra. La idea de violación rige oscuramente todos los significados. La dialéctica de "lo cerrado" y "lo abierto" se cumple así con precisión casi feroz.

El poder mágico de la palabra se intensifica por su carácter prohibido. Nadie la dice en público. Solamente un exceso de cólera, una emoción o el entusiasmo delirante, justifican su expresión franca. Es una voz que sólo se oye entre hombres, o en las grandes fiestas. Al gritarla, rompemos un velo de pudor, de silencio o de hipocresía. Nos manifestamos tales como somos de verdad. Las malas palabras hierven en nuestro interior, como hierven nuestros sentimientos. Cuando salen, lo hacen brusca, brutalmente, en forma de alarido, de reto, de ofensa. Son proyectiles o cuchillos. Desgarran. Los españoles también abusan de las expresiones fuertes. Frente a ellos el mexicano es singularmente pulcro. Pero mientras los españoles se complacen en la blasfemia y la escatología, nosotros nos especializamos en la crueldad y el sadismo. El español es simple: insulta a Dios porque cree en él. La blasfemia, dice Machado, es una oración al revés. El placer que experimentan muchos españoles, incluso algunos de sus más altos poetas, al aludir a los detritus y mezclar la mierda con lo sagrado se parece un poco al de los niños que juegan con lodo.

Hay, además del resentimiento, el gusto por los contrastes, que ha engendrado el estilo barroco y el dramatismo de la gran pintura española. Sólo un español puede hablar con autoridad de Onán y Don Juan. En las expresiones mexicanas, por el contrario, no se advierte la dualidad española simbolizada por la oposición de lo real y lo ideal, los místicos y los pícaros, el Quevedo fúnebre y el escatológico, sino la dicotomía entre lo cerrado y lo abierto. El verbo chingar indica el triunfo de lo cerrado, del macho, del fuerte, sobre lo abierto.

La palabra chingar, con todas estas múltiples significaciones, define gran parte de nuestra vida y califica nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos y compatriotas. Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado. Es decir, de humillar, castigar y ofender. O a la inversa. Esta concepción de la vida social como combate engendra fatalmente la división de la sociedad en fuertes y débiles. Los fuertes los chingones sin escrúpulos, duros e inexorables se rodean de fidelidades ardientes e interesadas. El servilismo ante los poderosos especialmente entre la casta de los "políticos", esto es, de los profesionales de los negocios públicos es una de las deplorables consecuencias de esta situación. Otra, no menos degradante, es la adhesión a las personas y no a los principios. Con frecuencia nuestros políticos confunden los negocios públicos con los privados. No importa. Su riqueza o su influencia en la administración les permite sostener una mesnada que el pueblo llama, muy atinadamente, de "lambiscones" (de lamer).

El verbo chingar maligno, ágil y juguetón como un animal de presa engendra muchas expresiones que hacen de nuestro mundo una selva: hay tigres en los negocios, águilas en las escuelas o en los presidios, leones con los amigos. El soborno se llama "morder". Los burócratas roen sus huesos (los empleos públicos). Y en un mundo de chingones, de relaciones duras, presididas por la violencia y el recelo, en el que nadie se abre ni se raja y todos quieren chingar, las ideas y el trabajo cuentan poco. Lo único que vale es la hombría, el valor personal, capaz de imponerse.

La voz tiene además otro significado, más restringido. Cuando decimos "vete a la Chingada", enviamos a nuestro interlocutor a un espacio lejano, vago e indeterminado. Al país de las cosas rotas, gastadas. País gris, que no está en ninguna parte, inmenso y vacío. Y no sólo por simple asociación fonética lo comparamos a la China, que es también inmensa y remota. La Chingada, a fuerza de uso, de significaciones contrarias y del roce de labios coléricos o entusiasmados, acaba por gastarse, agotar sus contenidos y desaparecer. Es una palabra hueca. No quiere decir nada. Es la nada.

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida..

lunes, 25 de marzo de 2013

La Paradoja de Nuestro Tiempo


La paradoja de nuestro tiempo en la historia es que tenemos edificios más altos pero temperamentos más cortos, autopistas más anchas, pero puntos de vista más estrechos.
Gastamos más, pero tenemos menos, compramos más pero disfrutamos menos.
Tenemos casas más grandes y familias más pequeñas, más comodidades, pero menos tiempo.
Tenemos más títulos pero menos sentido, más conocimiento, pero menos juicio, más expertos, pero más problemas, más medicina, pero menos bienestar.
Bebemos demasiado, fumamos demasiado, gastamos imprudentemente, reímos muy poco, manejamos muy rápido, demasiado enojado, permanecer despierto hasta muy tarde, nos levantamos muy cansados, leemos muy poco, vemos demasiada TV, y rezamos muy rara vez.
Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero reducido nuestros valores. Hablamos demasiado, amamos muy poco y odiamos muy a menudo.
Hemos agregado años a la vida, no vida a los años.
Hemos estado todo el camino a la luna y de regreso, pero tenemos problemas para cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino.
Hemos conquistado el exterior el espacio, pero el espacio no interior.
Hemos hecho grandes cosas, pero las cosas no mejores.
Hemos limpiado el aire, pero contaminado el alma.
Hemos conquistado el átomo, pero no nuestros prejuicios. Escribimos más, pero aprendemos menos.
Planeamos más, pero logramos menos.
Hemos aprendido a correr, pero no a esperar.
Construimos más computadoras para retener más información, para producir más copias que nunca, pero nos comunicamos menos y menos.
Estos son los tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, hombres grandes y pequeños personajes, ganancias empinadas y relaciones superficiales.
Estos son los días de dos ingresos pero más divorcios, casas más elegantes pero hogares rotos.
Estos son días de viajes rápidos, pañales desechables, moralidad desechable, un mesitas de noche, cuerpos con sobrepeso, y píldoras que hacen todo, desde la alegría, para calmar, para matar.
Es un tiempo cuando hay mucho en la ventana del salón de exhibición y nada en el almacén.
Un tiempo en que la tecnología puede traer esta carta a ustedes, y un tiempo cuando usted puede optar por compartir este conocimiento, o para golpear justo eliminación.
Recuerde, pasar algún tiempo con tus seres queridos, porque ellos no van a estar ahí para siempre.
Recuerde que decir una palabra amable a alguien que se parece a usted en el temor, porque esa personita crecerá pronto y se van a su lado.
Recuerde darle un fuerte abrazo al que tienes a tu lado porque ese es el único tesoro que puedes dar con el corazón y no cuesta un centavo.
Recuerde, para decir: "Te quiero" a su pareja ya sus seres queridos, pero sobre todo en serio.
Un beso y un abrazo enmendamos dolor cuando se trata de lo más profundo dentro de ti.
Recuerde que debe mantener las manos y acariciar el momento porque algún día esa persona no estará allí otra vez.
Dale tiempo para amar, dar tiempo para hablar y dar tiempo para compartir los preciosos pensamientos en tu mente.
Dr. Moorehead 1990.

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida...