domingo, 12 de mayo de 2013

Historias de Inframundo Bar 3,33

Historias de Inframundo  Bar 3,33

Fui a beber al Bar 3,33, me senté en la barra como siempre y pedí mi tarro bien helado. A pesar de que nada se interponía a la rutina, algo me pareció distinto aquella tarde, Habuhiah,  mi ángel de la guarda me lo advierte, están aquí entre trago y trago, absorto me encuentro en mis pensamientos.

Los comensales estaban  tan concentrados en sus conversaciones y sus bebidas, que ninguno se percato de que en la mesa numero diez  se encontraban los cuatro jinetes del Apocalipsis. Cuatro  caballos amarrados afuera del local confirmaron mi sospecha. Me pareció increíble que nadie más se hubiera dado cuenta. Estoy seguro de que todas las miradas se habrían vuelto hacia aquella mesa de haberse tratado de algún mediocre actor de telenovelas.

El pánico me invadía Habuhiah me advertía que no fuera, pero la curiosidad pudo más. Deje mi lugar en la barra y me dirigí hacia ellos. Clavaron sus ojos en mi y sin haberles dirigido palabra todavía  aquel que llaman Muerte acerco una silla y me pidió que me sentara, le hice una seña a mi ángel de la guarda y este se sienta a su lado. En otras circunstancias, habría hecho un intento por romper el hielo; el chiste sobre el político rata hubiera funcionado bien. Pero no era momento de socializar. Después de unos segundos de vacilación  abrí la boca para preguntarles si se encontraban para destruir el mundo. No solo me dijeron que si, también confesaron que su plan ya se encontraba en acción  Sin embargo, nada fuera de lo común ocurría. Con un nudo en la garganta, les hice notar que el mundo seguía en pie.

La Muerte me dijo que viera mas allá. Sus compañeros nos seguían mirando fijamente. Miré alrededor y encontré todo muy normal, común y corriente. Salí a la calle y me pareció que aquel era el día más apacible, un día lluvioso, el cielo gris, cabezas agachadas por la derrota de los Tigres, volví al bar y les dije que afuera no pasaba nada, que el mundo seguía girando.

Uno de los jinetes me tacho de ingenuo. Dijo que la destrucción del mundo había empezado hace muchos y que nosotros éramos sus intermediarios, que acaso ayer no se dieron en la madre los aficionados, el papa que mato a su bebita porque le molesto que llorara.
- Nosotros les dimos instrumentos que utilizaron como armas.
- Les dimos fuego e hicieron guerra.
-Les dimos muerte y continuaron menospreciando la vida.
Entre trago y trago, me digo ¡Soy un ignorante de la vida!.
Antes de alejarse en sus caballos que parecían cuatro sombras siniestras, la Muerte advirtió:
-Rondaremos la tierra algunos años más, después nos uniremos en un solo ser y volveremos para acabar con todo, Nos llamaremos hombre. 
Y así embriagado, dando sorbos a mi bebida observe a los caballeros cruzar el umbral de la vida.
Comprendo que de eso se trata la vida, la historia nos proporciona de lo que debemos hacer en el presente para no repetir los errores del pasado.


Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la Vida...