sábado, 20 de abril de 2013

Indígenas sin eufemismo...

Ayer por la mañana, cuando caminaba por las céntricas calles de Monterrey que pregona ser cosmopolita sobre la calle Juarez y Juan Ignacio Ramón frente a la tienda Del Sol me encontré con un pequeño grupo de indígenas que estaba pernoctando sobre la acera, todos ellos otomíes, niños, adultos y sobre todo señoras ataviadas en sus vestidos multicolores.

A las siete con diez minutos, llego el primer empleado de la tienda, por lo que más de una persona tuvo que levantarse y comenzar a guardar sus chivas para marcharse; los niños con alegría que les caracteriza, se comenzaron a levantar y uno a uno iban despertando a los demás del grupo, guardaron todo en sus cajas de cartón, las niñas y las señoras cogieron sus rebozos, se los echaron al hombro y poco a poco se fueron caminando hacia diferentes lugares del centro; ha llegado la hora de comenzar a vender en el estante improvisado de los pisos de las plazas.

Antes de empezar, las señoras reúnen a sus pequeños, les hablan en otomí, sacan de sus costales y sus cajas de cartón, una tortilla del día de ayer y un pedazo de bolillo duro, que acompañan con un poco de atole del que venden en la esquina, así conforman el desayuno toda ésta gente, algunas señoras casi ancianas, otras muy jovencitas y niños de entre ocho y doce años que en lugar de ir a la escuela, venden chicles en las esquinas cuando se detienen los autos en los semáforos..

Pasa la tarde y bajo el rayo del sol, sobre la banqueta de las calles del centro, están las mismas madres autóctonas con sus hijos sonrientes, casi siempre comiéndose un kilo de tortillas con un pedazo de aguacate y algún taco que llegó  de la caridad de la gente de un restaurante o fonda de las del centro y que tuvo la amabilidad de socorrerles.

Con suerte un buen día, las señoras lograrán vender tres muñecas de veinte pesos y los niños cada uno, una cajita de chicles; cien o ciento veinte pesos de ganancia, más  algo de caridad que la gente siempre dona a los huercos lastimeros; de allí saldrá para el bolillo fresco, las donas, el atole, el atún de la tiendita que servirán para cenar y esperarse hasta el siguiente día.

Son los olvidados del los pueblos, los que todos nosotros volteamos a ver con desprecio y arrogancia; como si ellos fueran menos en la vida de las grandes ciudades. Son gente noble y trabajadora, que han tenido la mala fortuna de nacer en un país que discrimina a su gente humilde.

No son ni negritos, ni güeritos, son gente de la sierra de todos los lugares del país, que llegan a todas las ciudades de todos los estados orillados a emigrar por falta de empleo, recursos para el campo y ahora viven entre nosotros mendingando de la misma manera; ninguno de ellos será Director de alguna empresa, tampoco habrá entre estos niños un Gerente de banco. Con suerte, alguno de ellos aprenderá a leer y escribir y otro más, se logrará incorporar a la vida humilde de la ciudad; pero la mayoría de las niñas volverán a parir como sus madres... niños a los quince años.

Me pregunto; si las cifras disfrazadas o la falta de inteligencia de los gobernantes, ¿ no los deja ver que la pobreza no disminuye?, simplemente se traslada de la sierra y del campo a las ciudades.
Me pregunto también, si ¿ acaso resulta muy difícil  crearles algún fideicomiso para apoyo de los pueblos de la sierra y si lo hay donde esta la ayuda.
Me pregunto existe algún organismo que evite la emigración de esta gente hacia las ciudades, a traves de programas y proyectos concretos que permitan que toda ésta gente permanezca en sus regiones de por vida.

Por más que quiero, no logro comprender por que razón no se da cuenta el gobierno de que toda esta gente sufre igual y siente lo mismo que lo que sentimos cada uno de los mexicanos que habitamos estas tierras.

¡Ellos también tienen hambre y desean tener las mismas oportunidades!

Espero que algún día nosotros,la sociedad civil, aprendamos a abrir los ojos ante la lacerante situación social que vivimos, que el gobierno aprenda a no cerrar los ojos ante falsas estadísticas de disminución de la pobreza. Solo así podremos aspirar a un México justo y verdadero.

Este 30 de Abril si se le acerca un niño a su ventana no lo mire con desprecio y arrogancia recuerde ellos no tienen la culpa..

Soy  Hank Chinaski desde el Backstage de la vida...


domingo, 14 de abril de 2013

Recuerdos



Debería no llevarte a todas partes, detenerme si a hurtadillas vienes, si traes la nostalgia asomas o te envían las hadas; debería dejarte junto a la esperanza o sobre el viento de la madrugada.
Debería mantenerte a salvo y mantenerme a salvo en algún sitio, no sé en cual, pero a salvo.
Debería no llevarte a todas partes, no al descanso, no a donde habita la calma y me despierta el sol, los pájaros y un gallo; no a los fines de semana, ni a la risa o al llanto.
Debería privarme de ti mientras trabajo, en las horas de comida; ya en el sueño te concedo el tiempo, la libertad completa y a mi mismo.
Debería alejarme cuando llueve y te pienso a un lado, sonriendo, mirando el paisaje, cantando lo que canto, sintiendo lo que siento y dejar la mente en blanco; debería volverme independiente.
Desearía no llevarte a todas partes, debería intentarlo, ¡y lo hago!, pero intentarlo más quiero decir...
¡intentarlo de veras!, con ganas, con sentido. ¡Y trato!.
Pero no imagino la escena sin ti, o la imagino y me espanto. ¿ Dónde dejarte?. ¿ a quién confiarle esto que ya no aguanto?.¿ dónde estarías a salvo?. 
Debería, en serio debería no llevarte a todas partes, ¡y lo intento me, he esmerado!. 
Ha pasado mucho tiempo y avanzado me parece que no avanzo. 
Sí, me ves con ojos bajos, desearías decirme algo- deberías tal vez-, quizá yo mismo tras las palabras no he dicho tanto, ¡ Cómo  responder al vacío de tus recuerdos!.
Y no hace falta, me parece que adivino.
Debería no llevarte a todas partes, no desgastarte, no fatigarte sin saberlo y de verdad que trato pero... no puedo, o no quiero.
Debería, debería, debería  en serio no llevarte a todas partes..

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida

sábado, 13 de abril de 2013

EMBRIÁGUENSE


Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.

Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.

Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
“¡Es hora de embriagarse!"
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.

Charles Baudelaire


  Soy   Hank Chinaski desde el Backstage de la vida..                 

Sucedidos..

Sucedidos

 Antaño don Verídico sembró casas y gentes en torno al boliche El Resorte, para que el boliche no se quedara solo. Este sucedido sucedió, dicen que dice, en el pueblo por él nacido.

 Y dicen que dicen que había allí un tesoro, escondido en la casa de un viejito calandraca.

 Una vez por mes, el viejecito, que estaba en las últimas, se levantaba de la cama y se iba a cobrar la jubilación.

 Aprovechando la ausencia, unos ladrones, venidos de Montevideo, le invadieron la casa.

 Los ladrones buscaron y rebuscaron el tesoro en cada recoveco. Lo único que encontraron fue un baúl de madera, tapado de cobijas, en un rincón del sótano. El tremendo candado que lo defendía resistió, invicto, el ataque de las ganzúas.

 Así que se llevaron el baúl. Y cuando por fin consiguieron abrirlo, ya lejos de allí, descubrieron que el baúl estaba lleno de cartas. Eran las cartas de amor que el viejecito había recibido todo a lo largo de su larga vida.

 Los ladrones iban a quemar las cartas. Se discutió. Finalmente, decidieron devolverlas. Y de a una. Una por semana.

 Desde entonces, al mediodía de cada lunes, el viejecito se sentaba a lo alto de la loma. Allá esperaba que apareciera el cartero en el camino. No bien veía asomar el caballo, gordo de alforjas, por entre los árboles, el viejecito se echaba a correr.

 El cartero, que ya sabía, le traía su carta en la mano.

 Y hasta san Pedro escuchaba los latidos de ese corazón loco de alegría de recibir palabras de mujer.

Eduardo Galeano - El libro de los abrazos


Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida.

domingo, 7 de abril de 2013

Hank Chinaski

Carta de Alvaro Obregón a su hijo..

 Leí este documento y me gusto, así que se los comparto:
El inédito documento original fue subastado y publicado en la revista Mira, sorprendiendo por la actualidad de su contenido. El remitente, Álvaro Obregón Salido, nació en la Hacienda de Siquisiva, Navojoa, Sonora el 19 de febrero de 1880, y murió en la Ciudad de México, el 17 de julio de 1928. Este militar y político mexicano participó en la Revolución Mexicana y fue el presidente número 48 de nuestro país, gobernando del 1 de diciembre de 1920 al 30 de noviembre de 1924.
Cajeme, Sonora, junio 27 de 1928.
Sr.Humberto Obregón.
México, D.F.
Mi querido hijo Humberto:
Este día reviste gran trascendencia en tu vida porque marca la fecha en que llegas a la mayoría de edad, produciendo este acontecimiento la transición de mayor importancia en la vida del hombre. Hoy asumes, por ministerio de la ley, el honroso título de ciudadano y te substraes de la patria potestad que a tu padre ponía en posesión de la dirección de tus actos; asumes por lo mismo, toda la responsabilidad de tu futuro, sin que esto signifique -por supuesto- que yo me considere relevado de la constante obligación que los padres tenemos para aconsejar y apoyar a nuestros hijos. Y he querido, con motivo de esta fecha, darte algunos consejos derivados de los conocimientos adquiridos con mi experiencia y con el conocimiento del corazón humano, que la intensidad de mi vida me ha permitido adquirir y del privilegio que del destino he recibido al permitirme actuar en todas las clases sociales que integran la familia humana.
No pretendo incurrir en el error tan común en los padres, de querer transmitir su propia experiencia a los hijos; si la juventud es tan hermosa, lo es precisamente porque carece de esa experiencia. La experiencia no es sino el resumen de todas las rectificaciones que el tiempo, al transcurrir, viene haciendo del bello concepto que de la vida y de nuestros semejantes nos formamos, desde que entramos en posesión de nuestras propias facultades.
Lo primero que necesitan los hombres para orientar sus facultades en la vida, y para protegerse y defenderse de las circunstancias que le son adversas y que por causas ajenas a su voluntad convergen sobre su voluntad, es clasificarse. Clasificarse ha sido uno de los problemas, cuyo alcance, son muy pocos los que saben comprender. Tú debes, por lo tanto, empezar por hacerlo y voy a auxiliarte con mi experiencia.
Tú perteneces a ese grupo de ineptos que integran, con muy raras excepciones, los hijos de personas que han alcanzado posiciones más o menos elevadas, que se acostumbran desde su niñez a recibir toda clase de atenciones y agasajos, y a tener muchas cosas que los demás niños no tienen y que van, por esto, perdiendo la noción de las grandes verdades de la vida y penetrando en un mundo que lo ofrece todo sin exigir nada, creándoles una impresión de superioridad que llega a hacerles creer que sus propias condiciones son las que los hacen acreedores de esa posición privilegiada.
Los que nacen y crecen bajo el amparo de posiciones elevadas, están condenados por una ley fatal, a mirar siempre para abajo, porque sienten que todo lo que les rodea está más abajo del sitio en que a ellos los han colocado los azares del destino y, cualquier objetivo que elijan como una idealidad de sus actividades, tiene que ser inferior al plano en el que ellos se encuentran.
En cambio, los que pertenecen a las clases humildes y se desarrollan en el ambiente de modestia máxima, están destinados, felizmente, a mirar siempre para arriba porque todo lo que les rodea es superior al medio en que ellos actúan, lo mismo en el panorama de sus ojos que en el de su espíritu, y todos los objetivos de su idealidad tienen que buscarlos siempre sobre planos ascendentes.
Y en ese constante esfuerzo por liberarse de la posición desventajosa en que las contingencias de la vida los han colocado, fortalecen su carácter y apuran su ingenio, y logran en muchos casos adquirir una preparación que les permita seguir una trayectoria siempre ascendente. El ingenio, que no es una ciencia y que, por lo tanto, no se puede aprender en ningún Centro de educación, significa el mejor aliado en la lucha por la vida y sólo pueden adquirirlo los que han sido forzados por su propio destino a encontrarlo en el constante esfuerzo de sus propias facultades. El ingenio no es patrimonio de los niños o jóvenes que han realizado ningún esfuerzo para adquirir lo que necesitan.
El valor de las cosas lo determina el esfuerzo que se realiza para adquirirlas y cuando todo puede obtenerse sin realizar ninguno, se pierde la noción de lo que el esfuerzo vale y se ignora el importante papel que éste desempeña en la resolución de los problemas importantes de la vida, y el tiempo que nos sobra, nos aleja de la virtud y nos acerca al vicio. Y éste es el otro factor negativo para los que nacen al amparo de posiciones ventajosas.
Todos los padres generalmente recomiendan a sus hijos huir de los vicios. Yo he creído siempre que existe un solo vicio, que se llama “exceso” y que de éste, deben todos los hombres tratar de liberarse. Yo conozco casos de muchas personas que de la virtud hacen un vicio, cuando se han excedido en practicarla. Procura siempre no incurrir en ningún exceso y nadie podrá decir que tengas un solo vicio.
El objetivo lógico de todo hombre que se inicia en la lucha por la vida, debe encaminarse a obtener todo aquello que le es indispensable para la satisfacción de sus propias necesidades. Obtener lo indispensable y hasta lo necesario resulta relativamente fácil para un hombre honesto, que no practica ningún exceso que le reste su tiempo y le mengüe los ingresos de su trabajo. Cualquier esfuerzo encaminado a realizar estos propósitos, estará siempre justificado y es siempre reconocido por todos nuestros semejantes, pero si se incurre en el error, tan común desgraciadamente, de caer bajo la influencia de lo superfluo, todo sacrificio resultará estéril, porque el mundo de lo superfluo es infinito, no reconoce límites y son mayores sus exigencias mientras mayor satisfacción se pretende darle.
Es lo superfluo el más grande enemigo de la familia humana, y a este imperio de la vanidad se ha sacrificado mucho del bienestar y de la tranquilidad que los hombres disfrutarían, si a sus imperativos hubieran logrado substraerse, y se ha perdido mucho del honor que en holocausto a lo superfluo se ha sacrificado.
De todas estas verdades, solamente pueden librarse los que, teniendo un espíritu superior, llegan a constituir las excepciones de las reglas que siempre se refieren a los casos normales. Si tú logras constituir una de esas excepciones, tendrás que aceptar que has sido un privilegiado del destino, logrando así para honor tuyo y satisfacción de tu padre, librarte de los precedentes establecidos y podrás crearte una personalidad propia, cuyo mérito lograrás sin esfuerzo que todos reconozcan.
Éstos son los deseos de tu padre y lo serían de tu madre, si a ella el destino no la hubiera privado de la infinita ventura que una madre debe experimentar cuando su hijo primogénito llega a su mayoría de edad, sin haberles dado a sus padres un motivo de rubor o pesar como es el caso tuyo.
Gral. Álvaro Obregón.

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida...

sábado, 6 de abril de 2013

Si.. Rudyard Kipling

«Si...» (originalmente "If—") es un poema escrito en 1896 por el autor inglés Rudyard Kipling, que conforman las reglas del comportamiento británico.

Si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuando todos a tu alrededor,

han perdido la suya y te culpan de ello.

Si crees en ti mismo cuando todo el mundo duda de ti,
pero también dejas lugar a sus dudas.

Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no te domina el odio
Y aun así no pareces demasiado bueno o demasiado sabio.

Si puedes soñar y no hacer de los sueños tu amo;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes conocer al triunfo y la derrota,
y tratar de la misma manera a esos dos impostores.
Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho,
tergiversada por malhechores para engañar a los necios.
O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida,
y agacharte para reconstruirlo con herramientas maltrechas.

Si puedes amontonar todo lo que has ganado
y arriesgarlo todo a un solo lanzamiento ;
y perderlo, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones,
para seguir adelante mucho después de haberlos perdido,
y resistir cuando no haya nada en ti
salvo la voluntad que te dice: "Resiste!".

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
o caminar junto a reyes, y no distanciarte de los demás.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto,
con sesenta segundos de lucha bravía...

Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,

y lo que es más: serás un hombre, hijo mío.


Soy Hank Chinaski Desde el Backstage de la vida...