domingo, 9 de octubre de 2011

Confesiones de un Ángel Indecente "Ángeles en el Infierno"

Como cada domingo Habuhiah se encuentra en el bar "El Infierno", disfrutando de un whisky con hielo y fumando su cigarro de hierba feliz, pues huele a petate quemado, como de costumbre acompañado de sus fieles amigos el Cantinero del bar, el Trinquetes un pseudoabogado y el Rascabuches un malandrín sin oficio ni beneficio.
Además de un poco más de treinta borrachines que esperan su sermón dominical a su estilo.

< La Rockola tocando la canción favorita del Ángel Indecente, Sympathy for the Davil" de los Rolling Stone">

Habuhiah se encuentra bailando como Mick Jageer, cuando de sopetón  pregunta el Rascabuches- ¿ Habuhiah diga  quien realmente es usted?, todos en el bar callaron ante tal pregunta, pues saben que es de pocas palabras.
Habuhiah dando un sorbo a su whisky tranquilamente responde: Soy un ex Ángel de la Guarda, llegue a este mundo en el incumplimiento de mi destino.Habuhiah es mi nombre,soy el Ángel sesenta y ocho, fui despedido por el ser humano al cual debía proteger,un día me presente ante el en estado de ebriedad, mi alcoholismo,el abuso a las drogas y llevar una vida pecaminosa, fue el motivo de mi despido, pero hice un pacto con el ser humano al que protejo el me deja llevar una vida indecente y a cambio le confieso mis historias..
Vago por los rumbos de esta ciudad botella de tequila en mano y en la otra un cigarro de la felicidad, soporto todas las penalidades que el cielo me impone, ¡aun así, la gente discutiría y diría que los ángeles no existimos!
Me resulta extraño, sumamente extraño, que las personas,son capaces de creer en la televisión y en los cohetes que surcan el espacio y pueden dar la vuelta a la luna y regresar, no crean en los ángeles,en ovnis o en cualquier cosa que no puedan tener en la mano y hacer pedazos para ver que la hace funcionar.
Es por eso que los ángeles no se dejan ver,eso hizo que me preguntara ¿Que les ocurriría a mis viejos amigos si los seres humanos lograran capturarlos?. Sin duda matarían al Ángel de un tiro, lo embalsamarían y después se exhibirá como un trofeo en un rancho o colgado en la sala de alguna casa o simplemente lo considerarían una curiosidad un espécimen que había que poner en una jaula y cobrarían por ver a un animal anormal llegado de lo desconocido...
-El cantinero le sirve un whisky doble, a lo cual Habuhiah le dice: más suero e la verdad.
Continua Habuhiah diciendo- Cuando deje mi vida de Ángel de la Guarda me dijeron que mi vida sería dura, que la ingratitud, el sufrimiento y el dolor serían mis compañeros constantes, ¡Cuanta razón tuvieron!
aun así con esos deseos -que de ningún modo eran alegres- di la orden de iniciar el viaje.
Nunca había sentido antes tanto frío tanta desesperación y tanta tristeza.
No existiera nada de eso si el ser humano dejara de pensar en si mismo, si fuera capaz de perdonar, fuera generoso con los demás..
Desde el fondo de la cantina se escucha el grito de un borrachín tembloroso por el alcohol : ¡Yo no creo en los Ángeles!
Habuhiah le contesta: "Incrédulo te ríes de su existencia, sin embargo nuestro ángel guardián los acompaña y la razón es por qué tiene la tarea asignada de devolverlos al camino de la luz y así los acompañara hasta el día de tu muerte.
-Se escucha otro grito de voz aguardentosa: ¿Y que haces aquí en la tierra?
El Ángel Indecente responde -"Cumpliendo una misión de Dios".
Habuhiah sale del Infierno botella de tequila en mano, enciende su cigarro de la felicidad, levanta la mirada al cielo y dice para si mismo: "Incrédulos aunque les parezca extraño y difícil de aceptar, no existe ser humano que no haya sido visitado alguna vez por un Ángel", aunque este sea Indecente...

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