Desde niño fue hombre, o mujer de campo. Rara vez asistió a una escuela porque rara vez la hubo. Sus manos se encallecieron desde su tierna edad, como su alma, Solo, tristemente solo, se acostumbro al silencio.
Cuando alguna vez escucho promesas de cambio en su vida, pronto aprendió a ignorarlas porque rara vez se cumplieron.
Y a la indiferencia sumo el recelo cuando gentes audaces lo convirtieron en motivo folklorico, e inclusive quisieron robarle.
Entonces le llamaron "Ladino",
Inculto, famélico triste, vuelve los ojos al cielo en busca de esperanzas. Ese pobre despojo humano llamado campesino, el hermano entrañable de politicastros la vergüenza de la gente bien, el folklore de México tal vez tenga motivos para ser triste, pesimista y áspero Y digo "tal vez", porque acaso surjan jilgueros detractores capaces de, por arte de magia, convertir en paraíso terrenal el agro mexicano.¡ Si los campesinos pudieran vivir de palabras!!...