domingo, 16 de septiembre de 2012

Vida

En cuidados intensivos de algún hospital vimos a una anciana de piel pegada a los huesos, entubada y con el corazón bailando la bamba, en plena arritmia.

Mas allá, un campesino se aferraba a la mano de la enfermera, bajo el azote de dolores provocados por un cáncer terminal.

Un jovencito, en otro pabellón, trepaba por la cama, rumbo a la camilla que lo llevaría a una hermodialisis.

Ninguno de ellos tenia motivos para estar contento.

Afuera del Hospital los esperaban viviendas lóbregas, frías; comidas escuálidas, ropa de segunda.

Pero todos se aferran a la vida. Por fea que esta sea, saben que mas fea es la muerte.

Darían cualquier cosa, dicen por estar en lugar del visitante, por pobre, desempleado y muerto de hambre que este ande.

Por ellos decidimos ya no quejarnos mas de lo mal que anda la vida.

Estamos vivos. ¡Viva la Vida!