jueves, 19 de agosto de 2010

Contra Natura







La Suprema Corte de Justicia de la Nación aprobó este lunes la posibilidad de que personas casadas del mismo sexo adopten a menores de edad en el Distrito Federal, donde se encuentra la capital mexicana, después de que el 5 de agosto avalara los matrimonios homosexuales.

En la segunda sesión del pleno dedicada al tema, nueve de los once magistrados del Alto Tribunal respaldaron la constitucionalidad de la medida, y sólo dos rechazaron la propuesta, que, no obstante, fue aprobada.




Contra Natura

Dos leonas no hacen pareja. Dos gatos, tampoco. No pueden aparearse. Para ello tendrían que ser de distinto sexo y de la misma especie. Son cosas de la zoología. No es producto de la cultura hitita, fenicia, maya, cristiana o musulmana. Por supuesto no es un invento de la Iglesia Católica. Muchos siglos antes de que Jesús naciera en Belén, el Derecho Romano reconocía el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer. Después ellos se divertían con efebos, que para eso estaban, para el disfrute. La esposa era para tener hijos.

La palabra matrimonio procede de dos palabras romanas: "matris" y "munio". La primera significa "madre", la segunda "defensa". El matrimonio es la defensa, el amparo, la protección de la mujer que es madre, el mayor y más sublime oficio humano.

Cada palabra tiene su significado propio. Una compraventa gratuita no es una compraventa, sino una donación. Y una enfiteusis por cinco años no es una enfiteusis, sino un arriendo vulgar.
Llamar matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo me parece como poco serio. Jurídicamente, un disparate. De carcajada. Que le llamen "homomonio", "chulimonio", "seximonio", lo que quieran, todo menos matrimonio, que ya está inventado hace tiempo. Nadie llama tarta de manzana a la que está hecha de peras. Lo curioso es que cuando dices cosas como estas algunos te miran como extrañados de que no reconozcas la libertad de las personas. Y por más que les dices que sí, que respeto la libertad de todos, que cada uno puede vivir con quien quiera, incluso con su perro, pero que eso no es un matrimonio, van y me llaman intolerante.

No sé lo que harán los parlamentarios españoles a la hora de votar, tal vez seguir el modelo argentino. Son políticos, no juristas. Votarán por razones políticas, no según Derecho. Las consecuencias son graves. Si un varón tiene derecho a casarse con otro varón y una mujer a hacerlo con otra mujer, ¿le vas a negar el derecho a un hermano a casarse con su propia hermana? ¿O a un padre a hacerlo con su hija? ¿No tienen el mismo derecho? La sociedad se quiebra. Huele a podrido. Como en Dinamarca, cuando la profe le preguntó a Pablito cómo se llamaba su madre, el niño contestó: "Mi mamá se llama Pedro"

Autor: R.P. José Carlos Areán, Capellán del R.C. Celta - Vigo

Yo le añadiría lo siguiente: Mi Mama se llama PEDRO


Si una leona y un león se juntan, procrean leoncitos. Si una perra se junta con un perro, tienen perritos. Si un hombre y una mujer se juntan, tienen niños. Es la ley de la naturaleza. La natura proveyó a las hembras para que procrearan, es decir, gestaran, de manera natural, si dos hombres o dos mujeres se juntan, la naturaleza no les permite reproducirse, es decir procrear, pues les falta el complemento anatómico que el organismo provee de manera natural. Entonces ¿cómo es posible que por decreto de los "señores" ministros de la suprema corte de la nación se permita que los que no pueden generar vida por una unión contra natura para ello, les permitan adoptar hijos? Y no soy intolerante, al contrario, me parece bien que legalicen su unión y tengan derechos de pareja, pero eso es muy diferente a que adopten a niños cuando la anatomía no les permite hacerlo por su unión homosexual. Si la naturaleza no se los permite, las leyes tampoco deben de hacerlo.

La velocidad de la luz es mayor que la del sonido.
Es por ello que ciertas personas parecen muy brillantes

antes de que escuchemos las pendejadas que dicen.

Saludos......Ciao





Jorge Peinado Garza

Homofobico.