jueves, 21 de octubre de 2010

Los Espectros de Maria



La importancia de esta historia tiene más que ver con un embarazo que con otra cosa, pues quien vivió esto, estaba encinta cuando le ocurrió. María quería aprovechar la tranquilidad de su embarazo para escribir una novela sobre brujas,en su pueblo natal misma que le serviría para su tesis así que convenció a su esposo y se trasladaron a Matehuala, San Luis Potosí .
Tras indagar entre la gente de su pueblo y recoger datos, se enteró de que en el centro habían puesto una tienda esotérica, y decidió ir allí a investigar.
En aquel lugar pequeño había de todo, pero no la información que ella buscaba. La dueña, sin embargo, le dijo que podía ayudarle porque ella era bruja... en el buen sentido de la palabra, claro. Le explicó que no todas las brujas son malas, le habló de sus reuniones, sus conocimientos y otras curiosidades...
No obstante, pasado un buen rato, la bruja le dijo a María mirándole la barriga las siguientes palabras: "vas a hacerme un favor: estás embarazada y ahora mismo eres una puerta al más allá, así que no hables de brujas, no pienses en brujas, escribe un cuento bonito a tu hijo pero olvídate de ellas . Luego le dijo con cierto temor que aquello se lo decía porque se le había puesto en todo el cuerpo la piel de gallina y ese no era un buen presagio.

María se marchó al hotel donde se hospedaba más alucinada con la historia que otra cosa, y tras contarlo un par de ocasiones, se dedicó a escribir un cuento para su aún no nacido hijo donde, obviamente, no habían brujas.

Pasaron unos días y la barriga creció más. Ya estaba incómoda, ella siguió indagando la historia de las brujas con mucha gente.

Una noche tuvo una pesadilla muy extraña, el miedo que había pasado era el pánico que sienten los niños cuando creen que hay algo debajo de la cama. Cuando despertó de la terrible pesadilla vio en la penumbra de la habitación que su marido dormía plácidamente. Sólo ella estaba angustiada.

Y le costó tranquilizarse, pero ... ¿por qué?... porque unos rostros que tan sólo ella podía ver, con malicia en su mirada y perversión en sus intenciones, la miraban y le sonreían con maldad. Para protegerse de aquellos rostros trató de imaginarse una especie de cúpula que la cubriera e impidiera que los extraños rostros se le acercaran, y en un acto de valentía, les dio la espalda.

Pasaron unos minutos antes de que la sensación de acoso maligno desapareciera, pero María se mostró muy tranquila cuando ocurrió. Había pasado del pánico más absoluto, a la serenidad más impactante.

Al día siguiente alguien le preguntó que qué había hecho la noche del día de muertos.
- ¿Cuándo fue? -preguntó María.
- Anoche. - Le contestaron.

Obviamente María había pasado la noche luchando contra los espectros diabolicos que veían en su embarazo una puerta abierta, y en la noche del día de los Santos Difuntos un buen momento para bajar al plano terrestre. Pero ¿y si no hubiera contado tantas veces lo de las brujas? ¿No podía haberse ahorrado aquella pesadilla que vivió despierta?

Maria nos comenta,"Si una bruja te hace una advertencia.... no hagas oídos sordos, o te arrepentirás", actualmente María imparte clases en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL.



"Si crees en Dios crees en el Diablo"



¡¡¡Oraleeee!!!!



Saludos......Ciao