sábado, 16 de marzo de 2013

No seas un Tristón mejor ser un Leoncio el León...

 No comprendo qué mecanismo obra en las personas que generalmente manifiestan sentimientos de inconformidad por cualquier acontecimiento que se les presente como aquella caricatura de Leoncio el León y Tristón.
Leoncio es un León pobre, aventurero, voluntarioso y optimista que busca a la fortuna esquiva allende va. Piensa positivamente y que las cosas no tienen por que salir mal y que en algún momento la fortuna le abrazará y se hará rico, famoso y la vida le sonreirá. Por el contrario, a su lado fielmente le sigue Tristón, un pesimista empedernido que parece estar obstinado en demostrarle lo equivocado que está. Constantemente le advierte de que sus aventuras le comportarán males, y parece un vidente porque es abrir la boca y las cosas se ponen mal. Y ya los puedes ver a los dos corriendo para salvar la piel. Con la persistente coletilla amargada de Tristón Oh Cielos!, Leoncio te lo dije.
Así como Tristón existen personas,que viven quejándose de todo y por todo. Regañan, gritan, justifican hasta su mas mínimo proceder y buscan siempre un culpable. Cuando se equivocan urden las mas increíbles excusas y tratan a cualquier precio de aparentar bondad, comprensión y ternura.
Exigen  a todos perfección pero se reservan el derecho de ser imperfectos.
Conozco y trato a dos personas que reúnen las características de Tristón y debo confesar que me resulta difícil sobrellevarlas, entre otras cosas porque proceden inconscientemente. Pareciera ser que viven en otro mundo, en otro tiempo.
A los requerimientos de reflexión contestan invariablemente con evasivas. A los ejemplos de optimismo siempre oponen ejemplos de situaciones contrarias. Recitan párrafos completos de grandes pensadores y actúan contrariamente a lo pregonado. Son infelices y tornan infelices a quienes tratan. Poseen una fuerza enorme de persecución e incomodan a sus interlocutores.
Por todas estas personas siento lástima porque se niegan la satisfacción de ser felices y hacer felices a sus semejantes. Deseo  enormemente que estas líneas sean leídas por ellos y que puedan reconocerse y esforzarse por cambiar rumbo y cambiáramos la frase: Oh Cielos!, te lo decía Leoncio si se puede...¡Que bueno fuera lograr ese propósito!.

Soy Hank Chinaski desde el Backstage de la vida...