Hoy recibí una llamada telefónica extraña. Eran aproximadamente las once del día cuando sonó el timbre del teléfono. Estaba yo solo en la cocina y acudí al llamado. En el momento de ajustarme el auricular y antes de identificarme, escuché una voz amable, aparentemente cansada que paternalmente me dijo:
"Le suplico que escuche sin interrumpirme. En Navidad diariamente a esta hora marco al azar un número telefónico, para dejar un mensaje. No se quien sea usted y así es mejor. Lo que tengo que decirle es lo siguiente:
"Usted tiene seres queridos a quienes durante mucho tiempo no les ha expresado directamente, con sencillez y honestidad lo mucho que los quiere. Desinhíbase. Dígalo sin más pero especialmente a sus hermanos, a sus padres; esposa, amigos, vecinos. Hágalo directamente y sin que medien más explicaciones.
"Diga sencillamente "Merry Christmas, te quiero mucho"; y habrá depositado la más fértil semilla del amor. Por mi parte debo decirle que "Merry Christmas que yo también lo quiero mucho a usted, por el solo hecho de ser mi semejante, muchas gracias por escucharme...ha sido usted muy amable".
........Y cortó la comunicación.
Confieso sinceramente que esta experiencia me ha inducido a profundas y muy variadas meditaciones.
Merry Christmas "Yo también los quiero mucho."