domingo, 5 de abril de 2009

La Pitufina


La Pitufina" vive o vivía en Sierra Ventana en las faldas del Cerro de la Silla. Ahí llegaron los primeros posesionarios al sur de Monterrey. Los abuelos y los padres de "La Pitufina" eran campesinos arrancados de sus pueblos por el viento y el hambre, que arrastra a los humanos como hojas y junta a los distintos en un mismo lugar.Ella, otras muchachitas y sus padres trabajan en las casas de la Colonia Mitras Centro. De niños crecimos conviviendo con ellos, nos enseñaron a bailar las cumbias en la cocina cuando los padres se ausentaban.Apenas se cerraba la puerta, se encendía la radio y sonaba "ya llegó Sergio el Bailador", "Yo te digo porque sé, amigo negro José". De ellas recibí mis primeras lecciones de cultura popular tan necesaria en este país "multivérsico", más que diverso.Nuestros padres nos contaban mitología griega para dormirnos. Ellas, historias de tecolotes y brujas para desvelarnos en alguna noche inusual en que salían a la casi única disco de Monterrey: el Sargent Pepper en el Centrito. Eran los tiempos de John Travolta y los Bee Gees.Sierra Ventana nutría de empleados a las Mitras,Contry,Cumbres. "La Pitufina" ahora pasó de ser niña a joven señora. Eso de llamarle "Pitufina" es cosa reciente. Antes se les llamaba por su nombre. Los nombres de humano desaparecieron y otros de humanoide divertido hicieron su debut: "la Caramuela", "el Chelelo", "el Canicón", "la Flaca", "la Bombón". Renunciaron a ser humanos para convertirse en caricaturas de humano.Su historia es ejemplo de un drama demográfico. Es la crónica del camino que lleva a una mujer buena a convertirse en un personaje limítrofe, fuera de serie, inusual.Es una historia real. Más que real, hiperreal, como muchos de los escenarios que tenemos hoy en México. Gracias a confidentes, más que fuentes, y a esta esencia desclasada, podemos enterarnos de la vida de estas mujeres.Dos niños. Un marido inútil. Uno de los productos de la cultura de la caguama regiomontana. La muchachita, a pesar de tener dos "güercos", como dice ella, está bastante bien, pero normalita como cualquier otra de su edad.Un día pasa por la avenida Revolución y ve un letrero en un "table" cerca del HEB: "Se solicitan meseras y bailarinas"."Pues, 'inge su', voy a pedirla de mesera", me confió."¿Y no quieres la de bailarina?", le preguntan cuando la ven. "¡Achis!", contesta. "Se gana muy buena lana, puedes ganar hasta 7 mil por día", le insisten. Ella dudó."A ver, levántate la blusa, nomás así tantito", y que se la levanta."No, pos' te ves bien, puedes empezar mañana".Ella volvió a dudar. Se tambaleó un poco. Y ése fue el pequeño instante en su vida que lo cambió todo para siempre."Yo no supe ni cómo pasó. Había pelucas de todos colores y yo, pos' escogí la roja, y unos taconzotes grandotes de esos que venden en la Pulga Río".Desde ese día, la bautizaron como la "Pitu-roja", pero los amigos le dicen "Pitufina", de cariño."Yo pensé: ¿pos' qué es tanto? Bailo tantito, no me meto con nadie y luego que junte algo de lanita me salgo."Hummm, si le contara quiénes son los clientes, de aquí cerquitas, Licenciado. Muchos de los de la parroquia de Lourdes y de la Natividad del Señor, pues si les queda aquí en corto, ¿verdá?"No sabe la risa que me da, hasta trabajé en algunas de sus casas y sus señoras ni saben, o a lo mejor sí, y ¿pos' qué le van a hacer, verdá? Eso sí, el día de la Ceniza estaban ahí formados con el Padre. No me reconocieron sin el pelucón y los taconzotes. Ahora sí que, pa' que vea, igualitos que yo, polvo eres y en polvo te convertirás".La otra parte de la historia cuenta que comenzó a llegar en un camionetón a su casa. Su marido se sordea y se mete con su caguama cuando los ve llegar. La adoptó un cliente Narco. Mejor que nadie se le acerque. La lleva de paseo a bares y antros a cobrar las comisiones.La vida de Pitufina cambió radicalmente. La realidad se la tragó. Demasiado tarde. Peluca, taconzotes, comisiones, desveladas, dinero, soda,coca,ponerle otra raya al tigre, camionetota, amenazas. La red del narco acomodada en la colonia de las buenas conciencias clasemedieras confluye en la misa y en el "table". La muchacha que trabajaba en tu casa está en el "table", ¿no la reconoces?Un día, el cliente Narco le dice: "ponte la peluca roja con la que bailas y le coqueteas a este güey, lo bajas y lo subes al coche de mi compa".Bajó, lo subieron, entraron en palabras, la quiso ahorcar, cruzaron navajas... ya se imaginan el final.Ya nadie sabe nada de "la Pitu" en la Mitras. No volvieron a verla.¿Cuál es el camino secreto por el que una mujer se vuelve "pantera"? De madre a mesera, de mesara a teibolera, de sexoservidora a cómplice, de humana a "pantera". Raptada por la telaraña del narco."La comandante Bombón", Ashly Narro, sobornaba policías y ministeriales y cuentan que es sólo una de tantas con historia similar."Las Panteras" comisionadas por los Zetas salen de lugares predecibles. ¿Se han puesto a pensar lo cerca que están de usted?
Animo Disfruten la Vida,la Familia,el Trabajo y los Amigos.

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